Los jóvenes en Colombia están transformando la manera en que administran su dinero. Con mayor acceso a herramientas digitales y una visión más crítica del endeudamiento, esta generación está desarrollando hábitos financieros que contrastan con los modelos tradicionales.
Panorama general: Uno de los cambios más visibles es la adopción del ahorro digital. Billeteras como Nequi, Daviplata o Powwi les permiten separar el dinero en categorías, programar ahorros automáticos y llevar un registro más estricto de sus gastos diarios. Para muchos, esta organización virtual se ha convertido en una estrategia para evitar compras impulsivas.
El uso del crédito también está cambiando. Aunque los jóvenes no han dejado de endeudarse, ahora lo hacen con mayor intención: priorizan créditos para educación, emprendimientos o compras esenciales. Las tarjetas de crédito dejaron de ser vistas como un respaldo constante y, en su lugar, ganan terreno las tarjetas débito o digitales de bajo cupo.
Los jóvenes en Colombia están redefiniendo sus hábitos financieros con herramientas digitales
La educación financiera, antes limitada a espacios académicos, hoy crece de forma autodidacta. Podcasts, videos cortos, cursos gratuitos y comunidades en redes sociales se han convertido en las principales fuentes de aprendizaje sobre presupuesto, ahorro e inversión. Este acceso ha ampliado su comprensión sobre temas como inflación, tasas de interés y riesgos financieros.
La inversión también está llegando a edades más tempranas. Muchos jóvenes están empezando con montos pequeños en CDT digitales, fondos de bajo riesgo o plataformas que democratizan el acceso al mercado financiero. Aunque el interés por las criptomonedas continúa, ahora se aborda con más cautela y como parte de un portafolio diversificado.
Por qué es importante: Comparar precios, evitar gastos innecesarios y priorizar experiencias sobre objetos se ha vuelto parte del estilo de vida financiero de esta generación. Estas decisiones también responden a la incertidumbre económica y al deseo de lograr mayor estabilidad.
Otro hábito que gana fuerza es la creación de presupuestos semanales y fondos de emergencia. Los jóvenes están adoptando prácticas que les permiten anticiparse a imprevistos y mejorar su relación con el dinero, incluso cuando sus ingresos son variables o limitados.
Este conjunto de comportamientos muestra a una generación que aprende sobre la marcha y que ha encontrado en la tecnología una aliada para manejar mejor sus finanzas. Si estas tendencias se consolidan, podrían redefinir la forma en que el país entiende y practica la educación financiera.