Hagamos una pausa

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En los últimos días los colombianos estamos viviendo tiempos difíciles, la pandemia generada por el COVID-19 ha agudizado la pobreza, aumentado las problemáticas sociales y económicas de millones de hogares, retrocediendo años de trabajo en la reducción de la pobreza, y el mejoramiento de vida de los ciudadanos.


Por: Santiago Narváez

Además, la pandemia tiene al país en una crisis hospitalaria, donde, la ocupación de las camas UCI supera el 90%, los servicios de urgencia están colapsados, la demanda de oxígeno supera la capacidad de producción, los contagios y las muertes crecieron exponencialmente, y, el personal de salud está realmente agotado.

A finales de abril, el Gobierno Nacional decidió presentar una reforma tributaria, la cual no fue comunicada de forma clara y concisa a los colombianos, su estrategia comunicacional fue muy deficiente por no decir nula. Dicha reforma, sumada a la soberbia de un ministro que se negaba a realizar ajustes y escuchar voces diversas, llevo a que se convocarán manifestaciones en diferentes ciudades del país el día 28 abril.

En general, las manifestaciones empezaron y transcurrieron de forma pacífica, pero a medida que avanzaban las horas llegó la violencia, los disturbios y terminó en una jornada lamentable donde algunas personas fallecieron, miembros de la fuerza pública fueron heridos, personal de DDHH agredidos en medio de los enfrentamientos entre violentos y las fuerzas policiales.

Desde ese día, todos los ciudadanos hemos vivido una pesadilla, es difícil no ponerse triste cuando te enteras en las noticas y redes sociales que hay manifestantes y policías muertos o heridos, locales comerciales destruidos e incinerados, saqueos, robos, disparo de un lado y el otro, insultos en redes, mentiras de todas las partes, desabastecimiento en algunas ciudades, y, aun mas desesperanzador algunos líderes políticos siguen incitando al odio y la violencia. Todo esto lo aprovechan criminales y terroristas que buscan crear caos, anarquía, y, al final, somos todos los ciudadanos quienes sufrimos.

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Considero importante como ciudadano de a pie que empecemos a moderar nuestros actos, nuestro lenguaje y comportamiento desde el individuo, hacer una reflexión personal, buscar serenidad para aceptar la diferencia por el otro, buscar la humildad en nuestro corazón para abrazar a todo aquél que en medio de la diversidad tenga el mismo fin: un mejor país, una mejor ciudadanía, una mejor sociedad. Por ello, quiero hacer un llamado urgente para que los líderes de las manifestaciones, políticos, gremiales, sindicales y el Gobierno, hagan una pausa, piensen con tranquilidad y construyan un acuerdo nacional que beneficie a todos los colombianos, los que quieren manifestarse en paz, los que salen a trabajar todos los días, los que salen a estudiar, en general, a todos aquellos que hacemos parte de esta nación.

Los colombianos debemos unirnos alrededor de la cordura, buscar un dialogo Nacional que lleve a acuerdos sensatos y materializables que permitan acabar con la violencia y el caos que estamos viviendo. Propongo que los diálogos sean liderados por los rectores de todas las universidades del país y la Iglesia, que junto al Gobierno hagan un llamado a todos los sectores de nuestro país para construir un conceso nacional donde prime el respeto, la NO violencia y la vida.

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