Los políticos deberían más bien calificar a sus actuales congresistas por su desempeño durante este cuatrienio para ratificarles el aval, no es lógico que sigan entregándose avales a personajes poco profesionales y que han pasado cuatro años sin pena ni gloria en el Congreso.
Por: José Miguel Santamaría Uribe
Las democracias tienen muchos enemigos, unos de carne y hueso y otros no tanto, debe defenderse día a día, tal vez uno de los más peligrosos es la perpetuidad definida como la capacidad de los gobernantes para mantenerse en el poder a toda costa. Restringir o favorecer a personas de la posibilidad de elegir y ser elegido es una puñalada mortal a la democracia.
Por eso es que es tan complicada de manejar y mantener la reelección presidencial, aunque es entendible y loable que un buen gobernante pueda reelegirse, la verdad es que los malos también lo hacen, el estado es tan poderoso, tiene tantos recursos, que hace muy difícil ganarle una elección a un gobernante de turno.
Acordémonos de la elección presidencial del 2014, en la primera vuelta gana Oscar Iván Zuluaga y pierde la segunda cuando el gobierno Santos utiliza todas las herramientas legítimas e ilegítimas para ganar, temas como contratos, recursos ilimitados públicos, se llegó al extremo de utilizar agencias de seguridad del Estado que fueron mal usadas para inventarse un hacker que nunca existió.
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En el caso de las elecciones para el Congreso pasa algo parecido, aunque no se debe limitar la reelección de congresistas, los que tienen curul ya poseen unas grandes ventajas en una elección, tienen visibilidad, pueden mostrar sus logros, tienen un equipo de trabajo llamado unidades de trabajo legislativo (UTL) que son empleados pagados por el Estado a su cargo, adicionalmente tienen vehículos y seguridad para movilizarse durante la campaña, esto ya les da una gran ventaja frente a los que quieren ser elegidos por primera vez o a los candidatos que no pertenecen al régimen o rosca.
Ahora resulta que los congresistas actuales quieren más ventajas de las que ya tienen, y el gobierno tristemente los está apoyando en esta iniciativa, metieron un mico en la ley de presupuesto, una modificación a la ley de garantías que es la que restringe el uso de recursos públicos en época preelectoral para que estos no se utilicen en beneficio de candidatos afines a los ordenadores del gasto, esto lo hacen aduciendo que se debe reactivar la economía que está resentida por cuenta de la pandemia pero claramente tiene un sabor amargo para la democracia.
Los parlamentarios que votaron esta modificación deberían ser castigados por los colombianos con el voto ciudadano en las próximas elecciones.
El hecho que se puedan hacer contratos intergubernamentales en época preelectoral generará una ventaja inmensa a los candidatos amigos o afines de alcaldes, gobernadores y directores de entes descentralizados del orden nacional y regional, pero además será un foco de corrupción inmenso, que se utilicen recursos públicos para ayudar a elegir amigos es espantoso, espero que los organismos de control estén prestos a combatir esta vagabundería.
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De hecho, ya me han comentado de casos donde candidatos al Congreso aseguran tener asegurada la elección por cuenta de este mico, no entiendo como congresistas que yo consideraba impolutos y el mismo gobierno hayan caído en esta trampa.
Los partidos políticos deberían más bien calificar a sus actuales congresistas por su desempeño durante este cuatrienio para ratificarles el aval, no es lógico que sigan entregándose avales a personajes poco profesionales y que han pasado cuatro años sin pena ni gloria en el Congreso.
Muy bueno para el país y la democracia que le devuelvan la personería jurídica a partidos políticos que la perdieron por cuenta de la violencia, estos partidos, el Nuevo Liberalismo y Salvación Nacional llegan a copar los espacios que han dejado los partidos actuales por clientelismo y corrupción.