Con precarias posibilidades de que la actual administración, en cabeza de Daniel Quintero, pueda elegir a un gobernante de continuidad, la lucha electoral en Medellín se centra entre Federico Gutiérrez y quien salga de este espectro político de tercera vía.
Medellín es una de las ciudades con mayor expectativa electoral, no solo local sino nacional. Luego de haber dado un giro inesperado a la centro izquierda hace cuatro años cuando Daniel Quintero derrotó a Alfredo Ramos y al entonces candidato de Federico Gutiérrez, Santiago Gómez, en el instante que se dividó la centro derecha y el actual alcalde representó la llegada de los poderes alternativos afines a corrientes políticas que nunca habían tenido el poder en la ciudad, se reseteó el mapa político social y desde ese entonces se libra toda una estrategia electoral para las elecciones de octubre.
Esa misma estrategia, que como toda elección naturalmente incluyen debates, foros, propuestas, vallas, cuñas; también la influye la mala política que son las encuestas, muchas de ellas manipuladas, que en el pasado han sido decisivas a la hora de elegir alcaldes en Medellín.
Han cambiado con un titular y una portada en un periódico decisiones finales de muchos ciudadanos, que han llevado a que quienes han liderado las encuestas nunca sean los alcaldes y que ningún excalde repita cuando ha aspirado de nuevo.
En este caso en las encuestas es claro que desde allí, y otros círculos políticos, se ha presentado un escenario de es el de Quintero o es Federico Gutiérrez, y si la unión no es alrededor de “Fico” va a ganar el candidato del presente alcalde, sea Juan Carlos Upegui, Albert Corredor o en el pasado se pensó en Rodolfo Correa, quien hoy tiene precarias posibilidades de avanzar en la campaña.
Con base en esto, no fue posible que se formara una unidad o un proyecto único alrededor de Gutiérrez, como muchos entornos políticos y empresariales lo querían, que solamente exista una candidatura para enfrentar a la centro izquierda en Medellín.
Esta situación se presentó primero porque en la política hay personas que no comulgan con candidatos, ideologías y Gobiernos. Durante la Alcaldía de Aníbal Gaviria, Alonso Salazar y Federico Gutiérrez existieron grandes divisiones y opiniones sociales de lo que eran los candidatos en esos tiempos, y esto llevo a que si bien aspirantes de la misma línea política encajaban, se respetaba al Gobierno, se trataba de construir, trabajar y no existía una polarización.
Ahora la ciudad tiene un grupo significativo de personas que dicen que no se pliegan al proyecto de Federico Gutiérrez, debido a que hace cuatro años su candidato fue Santiago Gómez, quien en este tiempo no tenía opción e hizo que Medellín tuviera de alcalde a Daniel Quintero y no a Alfredo Ramos.
Además, hay personas que tienen cuestionamientos sobre Fico por sus indicadores, resultados, ejecución, políticas de seguridad, infraestructura y economía. Y se le suma que algunos piensan que es hora de un recambio y una cara fresca, pues la solución no es volver ahora al alcalde que generó que Medellín se encontrara en esta situación actual.
Por su parte, otro de los ítems que ha generado que se fortalezca la opción de centro es que Gutiérrez al optar por no recibir apoyos oficiales y pasivos hizo que muchos políticos opten por irse a otras opciones, y ya se han reunido con varios candidatos de esta tercería vía que buscan crear una nueva unión de poder.
Si bien hoy no existen pactos oficiales y acuerdos sensatos entre estas opciones, es real que de la única forma que van a tener una opción de competir por la alcaldía es uniéndose y crear un plan de Gobierno conjunto.
Se pueden lograr un tipo de acuerdo a través de encuestas, apoyos políticos, encontrar una viabilidad financiera y lograr que no sean descartados por encuestadoras o medios de comunicación que quieran poner como únicas opciones a Gutiérrez o el candidato de Quintero.
Dentro de este escenario claramente hay otras caras que pueden ser bastante incidentes en un eventual acuerdo y una batalla por la Alcaldía de Medellín, como lo pueden ser Daniel Duque, Liliana Rendón, Gilberto Tobón, Bernardo Vélez, quienes no son ajenos a este grupo del que hemos mencionado en este artículo, y que pueden llegar a un acuerdo en donde puedan presentar una sola candidatura que aspire a los 300.000 votos, número mágico para poder competirle a Federico y al aspirante del actual mandatario.
Con este escenario se libraría a la ciudad de tener un debate de dos opciones, y que las personas puedan elegir con base a propuestas, reflexiones y tesis quien es la mejor opción para regir los destinos de Medellín en los próximos cuatro años.
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