Confidenciales 360.
En Colombia se ha venido manejando un doble rasero sin razón alguna para juzgar, premiar, homenajear y tratar a ciertos personajes, y ese punto parte si se es de izquierda o derecha. Parecería un mal chiste en cualquier país civilizado del mundo, que se le rinda un homenaje a un criminal y terrorista como lo fue el Mono Jojoy. Solo cabe en una mente retorcida que exista un milímetro de decencia para defender el accionar de ese finado guerrillero.
No le hace bien a nadie, en propósito de la reconciliación y perdón, estar homenajeando a personajes que han causado dolor a tantos colombianos. En general, es más que innecesario ese tipo de actos, solo sirven para agitar la opinión y despertar sentimientos negativos que sobran en Colombia, pues vivimos inmersos en ellos.
Acá no se tiene por qué homenajear a nadie que haya cometido tantos delitos contra la población civil. Ni guerrillero, ni paramilitar o de cualquier brazalete. Por eso resulta más que oscuro defender un acto por la supuesta «ideología», cuando esa fue pisoteada por los intereses máximos del narcotrafico y la criminalidad.
El único homenaje que cabe en Colombia es a las víctimas del conflicto, a nadie más.