En plena época electoral y en donde se puede hacer uso de la tecnología, es importante recordar cómo algunos de los políticos más opcionados a ocupar importantes cargos han sido incoherentes de cabo a rabo.
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Claudia López, quien de acuerdo con las más recientes encuestas es la candidata más opcionada para ser alcaldesa de Bogotá, ha tenido que enfrentar varias críticas y cuestionamientos por temas de coherencias, consecuencias políticas y procedimientos en la actuación pública.
Cuando una persona aspira a un cargo de elección popular debe ser claro en sus postulados, además de tener muy fijas y sólidas sus convicciones, ya que solo así es como se puede garantizar un perfil muy claro y contundente a los electorados.
La primera incoherencia de Claudia López es no saber si es de izquierda, centro o derecha. En un trino le contestó a alguien que era de izquierda, pero en otro trino le respondió a otra persona que era de centro derecha, lo cual hoy no permite identificar en qué espectro ideológico se encuentra.
Aunque la respuesta a esta incoherencia es que hay que superar los debates de izquierda y derecha, no es menos importante saber en qué posición se encuentran ubicadas las ideas, convicciones y creencias del candidato.
La segunda incoherencia de Claudia López tiene que ver cuando esta fue funcionaria de la primera administración de Peñalosa. Si hay alguien a quien la exsenadora le debe su ascenso laboral, especialmente en sector público, es al actual mandatario de Bogotá.
Peñalosa la nombró directora de Acción Comunal, hoy llamada IDPAC, y luego la eligió para que fuera alcaldesa local de Santa Fe.
López hablaba maravillas de Peñalosa, defendió su gestión social, lo que este hizo en modelo de participación ciudadana; apoyó todas las intervenciones de su administración, como por ejemplo la de la calle el cartucho y la recuperación del espacio público en el sector de San Victorino.
Además, cuando Peñalosa inició con su campaña presidencial, López fue una de las que más lo apoyó por todas las ciudades de Colombia.
Lo cierto es que hace unos años López pontificaba y hablaba más que bien de Enrique Peñalosa, pero de toda esa empatía ya no queda ni la sombra y en la actualidad se ha vuelto una de las mayores detractoras del actual alcalde Bogotá.
Por otra parte, sorprende que Claudia López haya dicho en reiteradas oportunidades que no frenará el proyecto del metro, pero al mismo tiempo le dice al Consejo de Estado que frene la licitación de este proyecto.
Esta es su tercera incoherencia, pues no se entiende qué cree, qué quiere, qué espera y qué hará con el proyecto del metro de Bogotá, el cual hoy más que nunca está en un punto de avance, de no retorno y al que nunca se había llegado. Se desconoce cuál es su posición real sobre este tema.
Además, se opone a la construcción de Transmilenio por la Séptima, pero lo curioso es que parte de su bancada y el hoy senador Antonio Sanguino, fueron los que encabezaron la aprobación de este proyecto.
Esto deja en evidencia que no hay consenso o una conexión de Claudia López con la bancada de la Alianza Verde y sin mencionar que tampoco lo fue respecto a la enajenación de acciones y venta de ETB.
La cuarta incoherencia tiene que ver con Ángela Robledo. Recordemos que cuando esta se inscribió como fórmula vicepresidencial de Gustavo Petro, Claudia López dijo que Robledo era una tramposa y que debería quedar inhabilitada.
Sin embargo, cuando a la exrepresentante a la cámara le quitaron su curul, López dijo que era una afrenta contra la democracia, que la invitaba a que se recogiera en su regazo y dijo que la justicia estaba politizada porque Ángela Robledo era una política transparente.
La quinta incoherencia está relacionada con Juan Manuel Santos, a quien criticó inicialmente, luego apoyó, pero nuevamente criticó.
Acá vale la pena recordar que López fue una abanderada de la segunda campaña de Santos y que supuestamente se había adherido a esta campaña en nombre de la paz.
Lo cierto es que lo ayudó a ganar la presidencia, pero nuevamente volvió a ser detractora del entonces presidente.
Nunca ha tenido una posición clara de la gestión de Santos y en la actualidad se desconoce su percepción sobre si este gobierno fue bueno, malo o regular.
La sexta incoherencia es respecto a la decisión de la Corte sobre las drogas. López se quedó solamente en proponer un pico y placa para consumo de drogas en los parques.
Aunque criticó la decisión de la Corte, luego se acogió a los grupos de opinión que la apoyan y que están a favor de consumo de droga.
Finalmente, aparece la más reciente incoherencia que tiene que ver con Gustavo Petro, que por cierto, ha ocurrido en dos ocasiones.
Recordemos que en las pasadas campañas presidenciales López había dicho que el líder la Colombia Humana era el Chávez colombiano, que Petro representaba lo peor de la izquierda, que este era un promotor del «Castro-Chavismo» y que Petro no era un digno candidato presidencial.
Al final, todo Colombia vio como tuvo que tragarse sus palabras y terminó sumándose a la entonces campaña del hoy senador de la República.
Ahora que es candidata a la alcaldía de Bogotá, López le dijo a Petro que hizo una muy mala administración cuando fue alcalde y esta destrozó la capital. Sin embargo, hoy López busca adherir a Petro a su campaña.
En este punto, no se entiende ese número de incoherencias de la hoy candidata a la alcaldía de Bogotá.