Innovación: del dicho al hecho

Por: Germán Borrero - Director de SGE para Colombia, Ecuador y Cono Sur de Indra Group / Experto en Transformación empresarial.

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Recientemente participé en un espacio de conversación con líderes empresariales, donde debatimos sobre las fuerzas internas que ralentizan la innovación tecnológica en las organizaciones colombianas. Coincidimos en una contradicción que debe preocuparnos: aunque la mayoría reconoce la importancia estratégica de adoptar tecnologías como la inteligencia artificial, el big data o la computación en la nube, menos del 50% ha conseguido materializar beneficios reales de estos avances. Este desequilibrio entre intención y resultado merece atención inmediata.

Con frecuencia observamos en las empresas un escenario recurrente: la alta dirección expresa públicamente su compromiso con la innovación, pero su ejecución real pierde impulso cuando debe superar barreras en niveles intermedios. La burocracia y la resistencia al cambio emergen entonces como factores críticos, desacelerando y muchas veces deteniendo procesos potencialmente transformadores. Por ejemplo, cuando un proyecto disruptivo requiere referencias previas que, por definición, no existen, las organizaciones se encuentran ante un obstáculo burocrático aparentemente insalvable.

Es importante aclarar que la burocracia no es negativa en sí misma, ya que aporta estructura y control, esenciales para la sostenibilidad de cualquier organización. Sin embargo, su rigidez en momentos de cambio constante se vuelve contraproducente. Por otro lado, la resistencia al cambio, que suele subestimarse, acaba siendo uno de los principales inhibidores de la innovación efectiva. He visto cómo excelentes iniciativas tecnológicas pierden fuerza y se estancan precisamente porque no se gestiona adecuadamente la resistencia interna.

¿Cómo podemos resolver este desafío? La respuesta está en entender la tecnología como un medio para generar valor tangible en lo económico, social y ambiental, y no como un fin en sí mismo. Para lograrlo, es esencial que la innovación sea vista como una responsabilidad compartida por todas las áreas y niveles de la organización, trascendiendo al departamento de tecnología. Es un error estratégico continuar con modelos antiguos en los que el liderazgo delegaba todo lo tecnológico exclusivamente al área de sistemas. Hoy, los líderes deben comprender y fomentar activamente cómo estas tecnologías pueden ayudar a cumplir los objetivos estratégicos y de los indicadores ambientales, sociales y de gobierno corporativo (ESG) en sus compañías.

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Tecnologías emergentes como la inteligencia artificial, la analítica avanzada y el internet de las cosas tienen la capacidad de revolucionar profundamente nuestro entorno empresarial. Para aprovechar todo su potencial, debemos adaptar procesos y metodologías internas con una mentalidad ágil y flexible. De lo contrario, corremos el riesgo de quedarnos atrapados en promesas vacías y realidades que no avanzan.

La innovación que importa se reconoce en métricas concretas: eficiencia energética y reducción de emisiones; trazabilidad y seguridad de procesos; inclusión, capacitación y bienestar de las personas; transparencia en el uso de datos y gestión responsable de riesgos. Cuando la tecnología se integra en la operación, desde la cadena de suministro hasta la relación con clientes y la toma de decisiones, los resultados se traducen en competitividad de largo plazo y en un impacto positivo para las personas y el planeta. Para sostener esa mirada, conviene contar con un impulso a la innovación que trascienda la cuenta de resultados del trimestre.

Mi invitación final es clara y urgente: innovar verdaderamente implica transformar la cultura interna, vencer resistencias y romper paradigmas obsoletos, haciéndolo medible en la vida de las personas y en la salud del planeta. El costo de no hacerlo será mucho más alto que cualquier inversión inicial. Es hora de dar el paso definitivo hacia la innovación efectiva, convirtiendo nuestras empresas en referentes de éxito, tanto en Colombia como internacionalmente.

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