En Colombia, el consumo digital atraviesa una transformación marcada por la irrupción de la Inteligencia Artificial. De acuerdo con el estudio Perfil del Consumidor Digital 2025 de CINTEL, presentado en el marco de ANDICOM 40, casi la mitad de los usuarios de internet en el país (48%) ya ha usado alguna herramienta basada en IA. La cifra refleja un cambio en los hábitos de conexión y en la forma en que los colombianos resuelven tareas cotidianas relacionadas con la educación y el trabajo.
Según el informe, elaborado a partir de más de 400 encuestas en todo el territorio nacional, la confianza digital sigue siendo un factor decisivo. El estudio advierte que, mientras el 75,7% de los encuestados cree que la tecnología en general no pondrá en riesgo su empleo, un 44% sí percibe que la Inteligencia Artificial podría tener efectos sobre su estabilidad laboral en los próximos años.
Inteligencia Artificial y los nuevos hábitos digitales
El auge de la Inteligencia Artificial no se limita a los chats o generadores de texto. En la vida diaria, la conectividad se distribuye en distintos dispositivos, con el televisor inteligente (Smart TV) ocupando el segundo lugar en demanda de internet en los hogares, incluso por encima del computador de escritorio o portátil. Esta transición habla de un ecosistema en el que el consumo audiovisual y la interacción con contenidos digitales ganan protagonismo frente a otros usos más tradicionales.

Mario Castaño, director técnico de CINTEL, explica que quienes ya usan Inteligencia Artificial suelen hacerlo con naturalidad: “La emplean con mayor frecuencia para resolver problemas relacionados con la escuela o el trabajo. La percepción de simplicidad ha sido clave para la rápida adopción”.
Sin embargo, no todos se suman a esta ola. Un 23% de los usuarios aún se mantiene al margen de la Inteligencia Artificial, considerándola una tecnología demasiado nueva o un cambio brusco en sus hábitos digitales. La resistencia, señala el informe, tiene que ver menos con la complejidad de la herramienta y más con la disposición cultural a experimentar con lo desconocido.
Entre la confianza digital y el temor al reemplazo
La confianza en internet se perfila como un factor determinante para la adopción de la Inteligencia Artificial. Los datos revelan que actividades como pagar en línea o recibir llamadas requieren altos niveles de seguridad percibida, mientras que acciones como buscar pareja en plataformas digitales o apostar en línea no generan la misma preocupación.
Alejandro Gutiérrez, coordinador de proyectos de CINTEL, advierte que esta percepción se extiende al terreno laboral: “Aunque la mayoría no cree que la tecnología en general vaya a quitarles el empleo, sí existe una inquietud puntual frente a la Inteligencia Artificial y cómo podría automatizar funciones en el futuro cercano”.
El informe también abre la discusión sobre el papel de las políticas públicas y las empresas en este proceso. La evolución del consumo digital obliga a gobiernos, grandes compañías y MiPyMEs a diseñar rutas de apropiación tecnológica más personalizadas. Sin estas estrategias diferenciadas, la adopción de Inteligencia Artificial podría profundizar brechas en lugar de cerrarlas.
¿Qué viene para Colombia?
Los hallazgos de CINTEL confirman que Colombia no está aislada de las dinámicas globales. Como socio en el World Internet Project (WIP), el país ahora cuenta con una radiografía que no solo mide el acceso, sino también la percepción y el uso de internet y de la Inteligencia Artificial en distintas dimensiones de la vida cotidiana.
Lo que se desprende es un reto doble: por un lado, capitalizar la curiosidad y el entusiasmo de quienes ya experimentan con estas herramientas; por otro, acompañar a quienes desconfían de la tecnología con procesos pedagógicos que reduzcan la brecha de apropiación.
La Inteligencia Artificial ya no es un concepto lejano ni exclusivo de los laboratorios de innovación. En Colombia, está presente en las pantallas de los hogares, en los celulares de los estudiantes y en las tareas cotidianas de los trabajadores. El desafío ahora será cómo convertir este uso inicial en una adopción sostenible, confiable y capaz de generar valor real para la sociedad.