Inversiones en sector energético alcanzarán $3.3 trillones en 2025, según informe de IEA

El sector energético global proyecta inversiones por 3,3 trillones de dólares en 2025, impulsadas por energías limpias y transiciones tecnológicas, según el informe World Energy Investment 2025 de la IEA.

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El sector energético mundial vive una transformación sin precedentes. De acuerdo con la décima edición del World Energy Investment 2025, elaborado por la Agencia Internacional de Energía (IEA), los flujos de capital hacia energía superarán los 3,3 trillones de dólares el próximo año, marcando un incremento del 2 % respecto a 2024.


El informe advierte que, por primera vez en la historia, las inversiones en energías renovables, redes eléctricas y eficiencia energética duplican el monto destinado a petróleo, gas y carbón. En cifras, 2,2 trillones de dólares se orientarán a tecnologías limpias y solo 1,1 trillones a combustibles fósiles.

La IEA resume este cambio con contundencia: “El rápido crecimiento del gasto en transiciones energéticas durante los últimos cinco años se ha sostenido por factores económicos, tecnológicos e industriales, más allá de las políticas climáticas”.

El auge de la electricidad y el nuevo orden del sector energético

El informe subraya que la economía global ha entrado en lo que denomina la “Era de la Electricidad”. La demanda de energía eléctrica crece exponencialmente debido a la expansión de los centros de datos, la movilidad eléctrica, la refrigeración y el auge de la inteligencia artificial (IA).

Inversiones en el sector energético

Hace una década, las inversiones en combustibles fósiles superaban en un 30 % las de generación eléctrica y almacenamiento. Hoy, la balanza se ha invertido. La IEA estima que la inversión en el sector eléctrico alcanzará 1,5 billones de dólares en 2025, un 50 % más que todo lo invertido en petróleo, gas natural y carbón.

El avance de la energía solar es uno de los hitos más notables. El gasto en proyectos solares, tanto a gran escala como en techos residenciales, llegará a 450 mil millones de dólares el próximo año, lo que la convierte en el rubro individual más alto del gasto global. “La energía solar se ha convertido en la columna vertebral de la nueva economía energética”, subraya el documento.

China, Europa e India encabezan la transición. China busca reducir su dependencia de las importaciones de gas y petróleo; Europa acelera su cambio energético tras la guerra en Ucrania; e India impulsa una expansión solar sin precedentes.

Renacimiento nuclear y transición tecnológica

El sector energético también experimenta un resurgimiento de la energía nuclear, con un crecimiento del 50 % en los últimos cinco años. Las inversiones en nuevas plantas y modernizaciones superan los 70 mil millones de dólares, lideradas por Estados Unidos y Oriente Medio.

Los llamados reactores modulares pequeños (SMR) emergen como una alternativa estratégica por su capacidad de generar electricidad limpia con menores costos y tiempos de instalación. La IEA prevé que esta tecnología marcará una nueva fase de inversión nuclear a partir de 2026.

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Al mismo tiempo, la inversión en baterías y almacenamiento eléctrico se expande aceleradamente, con un gasto global estimado de 66 mil millones de dólares en 2025. Estas tecnologías son esenciales para compensar la intermitencia de las fuentes renovables y garantizar la estabilidad de las redes.

Desafíos estructurales: redes rezagadas y financiamiento desigual

A pesar de los avances, el informe advierte que el sector energético enfrenta grandes desafíos estructurales. La inversión en redes eléctricas no crece al ritmo de la demanda. Cada año se invierten unos 400 mil millones de dólares en redes, frente a un billón en generación.

“Mantener la seguridad eléctrica requiere un aumento rápido y sostenido del gasto en redes”, señala la IEA, que identifica cuellos de botella en los permisos, los suministros de transformadores y cables, y la frágil situación financiera de las empresas públicas en países emergentes.

El caso de África es paradigmático. A pesar de albergar el 20 % de la población mundial, el continente apenas recibe el 2 % de la inversión global en energías limpias. Los altos costos de deuda y la depreciación monetaria impiden atraer capital extranjero: en 2025, el servicio de deuda en la región equivaldrá al 85 % de la inversión total en energía.

El mapa global del capital energético

El informe detalla cómo la geografía del sector energético se está reconfigurando. China es, con amplio margen, el mayor inversor energético del planeta y ya representa casi un tercio de la inversión mundial en energía limpia.

Estados Unidos mantiene una posición sólida, aunque la IEA proyecta una estabilización de su gasto conforme se reducen los incentivos federales. En paralelo, Oriente Medio refuerza su papel como polo de inversión en exploración y producción de petróleo y gas, con una participación que alcanzará el 20 % del total global en 2025.

Brasil e India también destacan por su crecimiento sostenido en energía solar, eólica y bioenergía, mientras Indonesia se consolida como líder en producción de níquel, un mineral clave para baterías eléctricas.

Por primera vez desde la pandemia, la inversión en petróleo upstream caerá un 6 % en 2025, la mayor contracción desde 2016. El sentimiento de los mercados se ha tornado pesimista debido a la presión sobre los precios del crudo.

En contraste, la inversión en combustibles de bajas emisiones —hidrógeno verde, biocombustibles y captura de carbono (CCUS)— alcanzará su máximo histórico, aunque aún modesto: 30 mil millones de dólares. Según la IEA, “si todos los proyectos aprobados de CCUS avanzan, las inversiones se multiplicarán por diez para 2027”.

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IEA también aborda el rol de las agencias de crédito a la exportación (ACE) y las finanzas sostenibles. En la última década, las ACE han desviado cada vez más recursos desde los combustibles fósiles hacia tecnologías limpias, garantizando el flujo de créditos para países emergentes.

Sin embargo, el auge de los bonos verdes y sostenibles enfrenta un enfriamiento. “El frenesí de las instituciones financieras por ecologizar sus prácticas se ha ralentizado”, advierte la IEA, atribuyendo el fenómeno a la reducción del apoyo político y regulatorio en mercados clave.

IA, innovación y el futuro del sector energético

El sector energético también se ve afectado por el auge de la inteligencia artificial. La IEA revela que en 2024 la inversión global en IA triplicó la destinada a capital de riesgo en energía limpia, alcanzando 84 mil millones de dólares.

No obstante, el gasto en investigación y desarrollo energético sigue creciendo, impulsado tanto por gobiernos como por empresas privadas. En 2024, por primera vez, tres compañías centradas en vehículos eléctricos —BYD, Tesla y CATL— ingresaron al top 20 global de empresas con mayores presupuestos de I+D en energía.

“Las decisiones de inversión ya no giran solo en torno al petróleo o el gas, sino a la competitividad tecnológica y la electrificación”, señala el documento.

Un futuro eléctrico, pero desigual

A pesar del crecimiento récord, la IEA advierte que el ritmo actual no basta para alcanzar los compromisos de la COP28. La inversión anual en energías renovables debe duplicarse para cumplir la meta de triplicar la capacidad instalada hacia 2030.

La agencia llama a acelerar la “Hoja de Ruta de Bakú a Belém”, que busca movilizar 1,3 billones de dólares en financiamiento para proyectos de bajas emisiones en países en desarrollo antes de 2035. Para lograrlo, será indispensable reducir los costos del capital y fortalecer las políticas públicas que garanticen entornos regulatorios estables.

“La necesidad de una inversión adecuada y oportuna sigue siendo tan importante como siempre para la seguridad energética, la sostenibilidad y la asequibilidad”, concluye la IEA.

El sector energético entra así en una etapa decisiva: más limpia, más tecnológica y más eléctrica, pero todavía profundamente desigual. Las inversiones crecen, pero la brecha entre el Norte y el Sur global sigue siendo el principal obstáculo para un futuro verdaderamente sostenible.

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