Jóvenes decidiendo: enorme responsabilidad

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Este contenido hace parte de nuestra sexta edición de 360 RevistaCada año, nuestro medio de comunicación realiza una publicación impresa con la compilación de los hechos más relevantes del año que culmina y con proyecciones de expertos para el que nos espera.

La generación que votará por primera vez en 2022 será la protagonista.


Por: Albert Corredor, concejal de Medellín

Que la juventud es portadora del cambio se ha convertido en frase de cajón, pero la participación de las juventudes al inicio de cada ciclo generacional muestra que las inquietudes políticas de los jóvenes van en aumento. Desde los grandes centros urbanos hasta lugares tan distantes como Guainía y Vaupés, la inscripción de listas a los Consejos de Juventud muestra una generación ávida de participar y tomar las riendas de su propio destino.

El voto joven se convirtió en la segunda fuerza electoral de Colombia en 2018 y logró inclinar la balanza eligiendo alcaldes en las principales ciudades del país en 2019. Si la tendencia continúa, es muy probable que sean ellos quienes elijan Presidente. Uniendo voluntades pueden lograr grandes transformaciones, pero ¿qué elegirán y con qué criterios?

Más que un pretendido adoctrinamiento en escuelas, colegios y universidades, la formación política comienza con el ejercicio de la democracia escolar. En este sentido, varias investigaciones realizadas en Colombia durante los últimos 15 años sugieren que las fallas en el ejercicio de la democracia y la ciudadanía en las instituciones educativas se deben a las carencias en formación política y ciudadana que tienen nuestros jóvenes.

Pese a los esfuerzos por promover la democracia en entornos escolares, su práctica no ha logrado consolidar un ambiente democrático en la escuela y, por ende, en la sociedad en general.

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Al igual que otros contenidos del currículo escolar, la formación política y ciudadana impartida a nuestros jóvenes está anclada en metodologías tradicionales basadas en memorización de conceptos, mientras que las prácticas de elección estudiantil suelen convertirse en rutinas institucionalizadas que no promueven una participación activa mediada por la reflexión, el pensamiento crítico y la toma de decisiones.

Esta rutinización, junto con la ausencia de ejercicios críticos y reflexivos hace que en muchos casos los gobiernos escolares refuercen los vicios y prácticas políticas tradicionales que se quieren dejar atrás. De esta manera, las herramientas creadas en Colombia para favorecer la socialización política, la formación ciudadana y el ejercicio de la democracia escolar quedan malgastadas y subutilizadas.

Tal vez esta sea la razón por la cual la formación política y ciudadana escolar no ha logrado la transformación social y política que requiere nuestro país. La idea de que la ciudadanía solo se ejerce a partir de los 18 años, pospone el ejercicio político crítico, reflexivo y activo en la escuela; refuerza la idea de que la política es “para adultos” y propicia el poco interés de los jóvenes por la participación en los escenarios políticos existentes.

Para lograr mayores avances en la formación política y ciudadana en la escuela, se hace necesario cambiar nuestro paradigma de enseñanza y aprendizaje; promover la formación en pensamiento crítico, fortalecer las competencias ciudadanas y continuar los ejercicios prácticos de participación y apropiación política desde la educación inicial, permitiendo a la escuela cumplir con una formación ciudadana real y con criterio, en un ejercicio activo donde el interés colectivo prime sobre los intereses individuales.

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