Jóvenes, empleo, escolaridad y violencia

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Por: Redacción 360 Radio


Con el ánimo de entender mejor a los jóvenes y de contar con una base de información objetiva para dialogar con ellos, me puse en la tarea de buscar datos estadísticos sobre ellos.

Los jóvenes están sufriendo de manera más aguda la crisis laboral, disparada por la pandemia y el confinamiento. Su tasa de desempleo es de 25,9%, 10 puntos más que la nacional. La brecha salarial es también muy alta: los jóvenes de hasta 28 años ganan 390 mil pesos mensuales menos que quienes tienen entre 29 y 54 años. Y en ellos se agudiza la brecha de género que está presente en todos los grupos etarios: las mujeres jóvenes reciben 69 pesos por cada 100 que ganan los hombres de su edad.

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Ahora, nuestros jóvenes entre 15 y 28 años tienen un riesgo aún más grave y peligroso: la muerte violenta la ronda de manera mucho más cercana que a los demás. Su posibilidad de morir asesinados es muchísimo más alta. Si el homicidio y los fallecimientos causados por las secuelas de agresiones corresponde al 5.4% de todas las muertes, entre los jóvenes son la causa de 4 de cada 10, un 40,1%. El año pasado mataron a 565 adolescentes y 4.520 jóvenes varones y 78 adolescentes y 316 mujeres jóvenes, es decir, fueron casi la mitad de todos los asesinados, el 46,1%. Pero, ojo, el homicidio tiene una relación directa con la escolaridad. Entre más instrucción formal se tiene, menos riesgo de ser víctima. Si usted es universitario, su posibilidad de morir asesinado cae al 0,12%. El año pasado solo 14 de 11.880 asesinados tenían título universitario. En general, entre menor es el nivel de educación formal, mayor es el riesgo.

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También hay que poner especial atención a la muerte por propia mano. Del total de muertes violentas, el 1.2% se atribuye a suicidios. Pero entre los jóvenes es el 8%. Acá la tarea básica es relativamente sencilla. El Ministerio de Educación debe emprender una campaña para que las universidades, los colegios y las familias hagan todos los semestres una evaluación del nivel de felicidad, infelicidad y sufrimiento de los niños y de los muchachos. La identificación temprana del grupo de riesgo es clave. A partir de ahí es posible desarrollar una campaña de prevención.

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Por cierto, una campaña parecida hay que hacer para prevenir las muertes en accidentes en el transporte: matan al 15.2% de nuestros jóvenes.

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