EDITORIAL
Es hora de que a los colombianos del común les empiece a preocupar esto que afecta no solo a la industria minero-energética sino también a ellos mismos.
Nuestro editorial para hoy martes 11 de octubre quiere seguir alertando sobre el peligro latente que tiene la industria minero-energética y todo lo que emana de esta de aprobarse la actual propuesta de reforma tributaria.
Es hora de que a los colombianos del común les empiece a preocupar esto que afecta no solo a la industria minero-energética sino también a ellos mismos, que dejen de ver tanta farándula y tantos programas de comedia, para que pongan el foco a lo que sucede tras bambalinas en el nuevo gobierno porque el día que se queden sin empleo ahí quizá se acabe esa anestesia mediática de tantos medios de comunicación que procuran mantener a las personas alejadas de lo que sucede en realidad en el país y que para muchos puede ser apático, aburridor, pero que representa un peligro hoy en día para cerca de un millón de familias de aprobarse esta reforma tributaria.
Lo anterior sin contar lo que le pasaría al Estado colombiano con los tributos que deja de recibir, más de 16 billones de pesos. Pareciera que no les vayan a hacer falta porque quieren espantar todo intento de inversión en este sector -nos referimos a la la industria minero-energética- que claramente ayudará a que el dólar se siga impulsando más al alza, a que el dólar supere los $5.000, a que la inflación siga desbocada, a que el desempleo aumente y a que caigamos en ese hoyo negro perfecto en donde es muy difícil reponerse y salir de él.
Además de estar dejando a Colombia completamente vulnerable en cuanto a soberanía energética y tener que empezar a importar más materiales para la construcción, fuera de los que ya importa. Es importante revisar que sin poder deducir los costos de la regalía como sí lo hacen en otros países -Brasil, México, Chile y Perú- las tarifas combinadas de renta más sobretasa dejan al país con impuestos sobre la renta por encima del 45 %.
Es absolutamente imposible vender un proyecto, hacer una inversión en Colombia; a nadie le daría el cierre financiero y mucho menos le daría una rentabilidad, lo que hace posibles los negocios. Estos se mueven por incentivos para poder ampliar los proyectos que se tienen que dar en Colombia y garantizar empleo, crecimiento económico, soberanía energética y no dependencia de otros países.
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También hay que tener en cuenta los diez puntos de la sobretasa para la industria minero-energética que van a afectar el empleo formal, la inversión de los proyectos mineros y le dará más impunidad a las bandas criminales que azotan distintos territorios colombianos.
Es increíble que el gobierno colombiano encabezado por Gustavo Petro no esté escuchando a las personas que saben, sino que estén absolutamente ancladas en rencillas personales, en distorsiones; es mentira lo que ellos están sosteniendo en contra de la industria minero-energética, no es cierto que este sector les cuente las regalías de la renta y que en consecuencia esa industria nunca haya pagado tales tributos, es algo no solamente avalado y reconocido por el Consejo de Estado sino adoptado por el país, todos los que hacen parte de la OCDE lo hacen. Para determinar las utilidades del sector se restan de los ingresos todos los costos asociados a la producción, entre esos las regalías.
También es falso que no se beneficia a las regiones, cuando la industria minero-energética ha cumplido con sus aportes al sistema general de regalías más de 7 billones de pesos anuales. El Gobierno debería escuchar y dejar a un lado sus sentimientos infundados.