Las tensiones diplomáticas entre EE. UU y Colombia siguen escalando. El presidente Donald Trump, calificó recientemente a su homólogo colombiano, Gustavo Petro, como “líder del narcotráfico” y “matón”, declaraciones que avivaron la controversia y antecedieron un recorte histórico en la cooperación estadounidense hacia Colombia. Según las cifras del Departamento de Estado, en 2025 la ayuda económica de EE. UU. al país alcanzó su nivel más bajo desde 2001.
Hasta septiembre de este año, la ayuda ascendió a US$232,2 millones, una caída drástica frente a los montos registrados entre 2021 y 2024, cuando oscilaron entre US$708,5 millones y US$754,9 millones. En comparación al año anterior, la reducción equivale a más del 67 %, lo que marca un cambio significativo en la política exterior estadounidense hacia uno de sus aliados tradicionales en la región.
La ayuda económica de Estados Unidos hacia Colombia la más baja en dos décadas
El contraste con el pasado es evidente. Desde 2001, cuando Colombia recibió US$275,5 millones, no se observaba un nivel tan bajo en cooperación. En esta ocasión, los recursos se concentraron principalmente en tres área, gobernanza, ayuda humanitaria y protección medioambiental.
En el primer grupo se incluyen los programas de paz, derechos humanos, seguridad y lucha contra el narcotráfico. La ayuda humanitaria, por su parte, cubre asistencia alimentaria, servicios de socorro y apoyo a comunidades vulnerables. Finalmente, el componente ambiental busca fortalecer las políticas de conservación y la protección de la biodiversidad, especialmente en regiones afectadas por la deforestación y los cultivos ilícitos.
No obstante, las perspectivas para 2026 no son alentadoras. De acuerdo con la Cámara de Comercio Colombo Americana (AmCham), los recursos propuestos por el Congreso de EE. UU. para el próximo año se ubican en US$209 millones, lo que profundizará aún más la tendencia a la baja. Según la entidad, el desglose de la nueva asignación sería de US$103 millones para fiscalización internacional de estupefacientes, US$67,2 millones para seguridad y US$38,5 millones para programas de financiamiento militar extranjero.

El impacto de este recorte podría sentirse directamente en la capacidad operativa del Estado colombiano en materia de seguridad y desarrollo. AmCham advirtió que la reducción de fondos de cooperación comprometería la lucha contra el narcotráfico, la erradicación de cultivos ilícitos y el fortalecimiento institucional en zonas rurales, lo que dejaría a las comunidades más vulnerables en situación de mayor riesgo.
En esa misma línea, Ricardo Triana, director del Consejo de Empresas Americanas (CEA), alertó que el recorte, sumado al riesgo de nuevos aranceles, podría afectar la competitividad de sectores estratégicos como el agrícola, el manufacturero y el minero-energético. “Esto no solo pondría en riesgo miles de empleos, sino que también debilitaría la confianza de los inversionistas”, señaló.
Parte del debilitamiento en la cooperación bilateral también se debe al cierre de la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (Usaid), decisión tomada por el presidente Trump. Esta agencia canalizaba la mayor parte de la ayuda hacia Colombia y llegó a manejar US$396 millones en 2023, principalmente destinados a programas sociales, medioambientales y de desarrollo rural.
Así pues, en medio del enfrentamiento diplomático, Colombia enfrenta el reto de redefinir su relación con Estados Unidos y debe buscar nuevas fuentes de apoyo internacional que garanticen la continuidad de programas esenciales para la paz, el desarrollo y la estabilidad del país.
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