Como se había advertido, es evidente la intención de algunos grupos radicales de retomar acciones ilegales en distintas ciudades del país. Lo preocupante es que ahora estas expresiones violentas se intentan justificar bajo el pretexto de la situación en Palestina.
Mientras el mundo observa con expectativa los esfuerzos internacionales para alcanzar un alto al fuego en Medio Oriente, en Colombia algunas manifestaciones han derivado en ataques a la propiedad privada, agresiones a civiles y enfrentamientos con la fuerza pública.
Lo ocurrido en Medellín, donde se reportaron disturbios y daños materiales en establecimientos comerciales, es un ejemplo de cómo una causa legítima puede ser utilizada para promover el caos.
El derecho a la protesta es un principio fundamental de la democracia, pero debe ejercerse de manera pacífica. La violencia y el vandalismo no representan solidaridad alguna con los pueblos en conflicto, sino que terminan afectando a la ciudadanía y debilitando las causas que dicen defender.
Las autoridades deben actuar con firmeza para evitar que estos hechos se repitan. Respaldamos la labor de la Policía y de las secretarías de Seguridad de Medellín, Bogotá y Cali en su esfuerzo por preservar el orden público. El país no puede revivir los episodios de desmanes y destrucción que marcaron las protestas de 2019 y 2021.
Es necesario también que el Gobierno Nacional mantenga una posición clara: el respaldo político a una causa internacional no debe confundirse con tolerancia frente a quienes alteran el orden y ponen en riesgo la seguridad de los ciudadanos.
Este 7 de octubre se cumplen dos años desde el ataque de Hamás contra Israel, que desencadenó la actual guerra en Gaza. En aquella jornada, combatientes palestinos cruzaron la frontera, detonaron explosivos y abrieron fuego, dejando miles de muertos y heridos, en su mayoría civiles. De los 251 rehenes capturados, el Ejército israelí asegura que 47 siguen cautivos y 25 han fallecido.
Desde entonces, Gaza enfrenta una crisis humanitaria de enormes proporciones. Miles de personas han sido desplazadas y sobreviven en refugios con escasez de alimentos, agua y medicinas. Pese a los esfuerzos de la comunidad internacional, las confrontaciones persisten y las víctimas se multiplican.
En conmemoración del aniversario del conflicto, distintas organizaciones convocaron manifestaciones este 7 de octubre en varias ciudades del país. En Bogotá, Fecode y otros colectivos programaron marchas y caravanas en solidaridad con el pueblo palestino.
En Medellín, las protestas se realizaron en el sector de El Poblado, donde se presentaron quemas de banderas y cierres viales, sin reportarse, hasta el momento, mayores alteraciones del orden público. Funcionarios de la Personería y otras entidades acompañaron las movilizaciones para garantizar los derechos de manifestantes y transeúntes.
Estas expresiones coinciden con el segundo aniversario del ataque terrorista de Hamás que dejó 1.200 muertos en Israel y una ofensiva posterior que, según el Ministerio de Salud de Gaza, ha cobrado más de 67.000 vidas, entre ellas más de 18.000 niños.
El dolor y la solidaridad con las víctimas son comprensibles, pero nada justifica la violencia. Colombia necesita que la protesta sea un espacio de expresión democrática, no un escenario de confrontación y destrucción.