La Contraloría de Medellín pasará sin pena ni gloria en este periodo

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La actual gestión de la Contraloría de Medellín enmarcada en cuatro años de un teórico control y vigilancia de los recursos púbicos, pasará al olvido. No ha tenido mayor protagonismo y no ha sido cuidadosa en las distintas coyunturas que ameritaban su atención.


Por: Redacción 360 Radio

Entre las contralorías, hoy tan cuestionadas a nivel central por su alta concentración de burocracia, clientelismo y politiquería, además de coludirse con los mismos actores que ellos están llamados a vigilar, no es extraño el caso de la contraloría de Medellín, orientada en esta administración por la señora Patricia Bonilla.

Bonilla, de las huestes del Concejo de Medellín, que en uno de los actos inentendibles de la democracia colombiana son los concejales quienes eligen a los contralores, en el caso de los departamentos ocurre igual con los diputados; ahora que se cierra el periodo del alcalde Federico Gutiérrez con hechos tan relevantes como la situación de Hidroituango y UNE, los sobrecostos en distintas obras que vienen ejecutándose en Medellín desde hace más de seis años, se esperaba por lo menos una actitud juiciosa, analítica y verdaderamente imparcial por parte de ese actor tan importante que es la Contraloría de Medellín.

La contraloría se ha dedicado a una labor discreta, una labor que no ha generado avances cuantificables, significativos y tangibles sobre el cuidado de las finanzas públicas de la ciudad.

Medellín, como uno de los conglomerados más importantes del país, con decenas de entidades adscritas y un número importante de secretarías y varias empresas, que incluso siendo del municipio de Medellín tienen que ejercer una actividad privada para lograr su supervivencia, ha estado fuera del radar del mismo ente de control.

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Se pueden mencionar distintos sucesos de la vida pública, desde lo que sucede con el Parque Biblioteca España, pasando por el proyecto Naranjal que lo estaba llevando la EDU, y que pasó a otra dependencia de la Alcaldía de Medellín. Hay otros planes de renovación que se estaban adelantando en distintos frentes de la ciudad, los sobrecostos que se generaron en proyectos como Parques del Río y la compleja situación del proyecto Hidroituango donde están involucrados recursos públicos de Empresas Públicas de Medellín, entidad en la que el municipio tiene una participación y la Contraloría de Medellín debería haber sido más incisiva y no dejar que  la Contraloría General de la Nación  y la Fiscalía, sean a quienes les interese el tema.

Esto crea grandes retos para el próximo contralor o contralora de la ciudad, que debe ser elegido el próximo año por el nuevo Concejo de Medellín y que, ojalá, no solo tenga menos contenido político, sino que sea un proceso que verdaderamente termine con la escogencia de una persona capacitada, que esté lo menos contaminada posible, con un nivel de inteligencia considerable y con un ligero y mínimo temor a enfrentar a quienes lo pusieron en ese cargo.

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