EDITORIAL
Factores sociales, humanos, económicos y políticos se mezclan en esta circunstancia para afrontar el pico de la pandemia en el que ha entrado Colombia, un país que enfrenta esta etapa abriendo su economía. ¿Cómo saldrá? Solo el tiempo lo dirá, pero depende de las personas.
En numerosas ocasiones hemos hecho llamados desde este espacio editorial para que las personas por primera vez en su vida, que tienen una gran responsabilidad con sus familias, sus amigos, su ciudad y su país, pongan por encima los deberes a los derechos, el sentido común, la capacidad de discernimiento, el autocuidado, la solidaridad, el respeto y la confianza. Es de miopes querer que una pandemia la solucione un presidente, un alcalde o un gobernador.
Más allá de inmiscuirnos en las variantes de esta pandemia, en razones, manejos, errores, aciertos que seguramente luego se analizarán detalladamente en las páginas de los periódicos y en los telediarios sabremos quiénes acertaron, sería bastante injusto juzgar el manejo de un virus al cual, hoy 13 de julio, ni siquiera se le conoce bien. La misma Organización Mundial de la Salud (OMS) ha sido ambivalente, dubitativa, incoherente, imprecisa en cada una de sus afirmaciones. Las personas están cansadas más allá del encierro en las dos primeras fases de la pandemia en Colombia, también están cansadas de la información. Semana tras semana se habla de cepas nuevas, que el virus es más fuerte o más débil, que se transmite por el aire, que es más propenso a propagarse con aires acondicionados, que hay una nueva peste bubónica, que hay una peste porcina, que en los camarones hay coronavirus, entre otro tipo de informaciones como las nubes de las langostas, que han hecho del 2020 un año apocalíptico.
Nos preocupa en gran manera que Colombia con su debilidad histórica en lo que a la economía se refiere, a la parte laboral, en cuanto a la competitividad, su pésima infraestructura, su poca cultura ciudadana y su poca capacidad de cumplimiento de los deberes, esté afrontando una situación tan delicada. Y es que lo vemos en los supuestos volcamientos de camiones en la Costa Caribe, donde misteriosamente se ha vuelto un triángulo de las bermudas, en donde estos vehículos se vuelcan y son asaltados por las personas; aprovechamos para expresar nuestra solidaridad con quienes trabajan decentemente transportando alimentos y son victimas de hordas de delincuentes e ilegales que les han hurtado sus pertenencias.
La debilidad del país va mucho más allá, en la actualidad ni siquiera estamos viendo los efectos más drásticos de esta pandemia. Los veremos dentro de unos cinco meses. Hemos destruido cerca de 10 millones de empleos en dos meses, y seguramente va a ascender hacia los 18 millones a finales de este año. La gran cuestión tiene que ver con cómo lograr esa corresponsabilidad de la ciudadanía, cómo generar esa conciencia ciudadana, esa cultura de la protección y sobre todo del egoísmo, este es necesario en lo referente a no quererse contagiar y querer proteger a la familia. Entendemos que en el ADN de muchas personas ser adversos a la ley es su componente principal. Acá es donde las autoridades no pueden dudar.
Entenderíamos si al presidente Iván Duque le tocara recurrir nuevamente a una cuarentena estricta, total. Sin embargo, no sería una medida óptima, oportuna y mucho menos beneficiosa, sería la peor medida que se pueda tomar pero ante la indisciplina social lastimosamente solo una cierta manera de represión blanda, como es en Colombia, podría dar algún efecto.
Por más que nos encierren luego nos volverán a soltar y pasará lo mismo, estaremos en lo mismo: sin vacuna, sin tratamiento y otra vez con rebrotes. Es una pelea y se tiene que pensar si realmente la podemos enfrentar y ganar, con qué herramientas, con qué personas y con qué clase de compromiso realmente estamos dando la batalla.
Esperamos que el pico pase rápido y dejando la menor cantidad de muertos, dentro de lo posible. Que quienes se infecten logren recuperarse rápido y quiénes no se han infectado guarden las precauciones necesarias por su bien y de su familia.