Confidenciales 360
A los colombianos nos llevan metiendo años tras año una ecuación que nadie conoce cómo funciona y que solamente beneficia al gobierno, así como a algunos privados.
Por estos días, en los que el barril del petróleo sube a un ritmo sostenido por cuenta de asuntos políticos y económicos, son muchos los que analizan los efectos que esto tendrá en el plano internacional y obviamente en nuestro país. En la actualidad, la mayor preocupación está sobre la oferta de Irán, Libia y Canadá, en especial porque Estados Unidos dice que quiere reducir a cero las exportaciones petroleras de verano, es decir en noviembre. En ese sentido el barril de petróleo ha venido subiendo a comparación del año pasado.
Por otra parte, la OPEP, Rusia y otros productores fuera del grupo, acordaron el pasado mes de junio un modesto incremento del bombeo para contener los precios y no permitir que se eleve a tan altos niveles. Para el plano de nuestro país, lo cierto es que si estos precios suben mejoran las finanzas del país, pero si bajan, tal y como sucedió el año pasado, nos veremos afectados directamente por cuenta de lo que deja de facturar Ecopetrol. Para hacerlo más sencillo, no es lo mismo tener un país con un barril de petróleo a 100 USD que un barril de petróleo a 40 USD, que fue lo que sucedió en 2017 y el mundo terminó inundándose de crudo.
El barril de petróleo tipo Brent del Mar del Norte, para entregas en septiembre, se cotiza en este momento a 78,32 USD, 25 centavos de dólar más respecto al cierre previo, mientras que el petróleo estadounidense West Texas, para entregas en agosto, subió 17 centavos y se cotiza en 74 USD por barril. Según este escenario, todos los colombianos, desde el ciudadano de a pie hasta el más fino de los empresarios o políticos, hemos escuchado que cuando el precio de la gasolina baja es porque el barril de petróleo ha caído, pero si éste sube, la gasolina también lo hará.
Sin embargo, en este país ese dicho no aplica y sólo basta con recordar lo que sucedió el año pasado, cuando todos vimos en todos los noticieros del mundo como el precio del petróleo estaba por el suelo, pero sin ninguna explicación la gasolina en Colombia subió indiscriminadamente. ¿Tiene eso sentido alguno?
Recordemos que hace varios años hubo una iniciativa por parte del Senado para que galón de gasolina quedara en 6.500 pesos, un precio muy similar a lo que se consigue un galón en Estados Unidos. La fórmula que el Congreso planteó en su momento era: costos de producción de la gasolina / costos de importación de la gasolina. El resultado de esta operación sería el precio de la gasolina.
Luis Fernando Velasco, un reconocido político liberal y quien ha abordado el tema hace más de 7 años, cazando peleas con diferentes ministerios como Minas y Hacienda, así como con el gobierno y Ecopetrol. En ese entonces, Velasco había asegurado que esa nueva fórmula le daría a Ecopetrol una utilidad que superaría el 50% diario. Igualmente, el entonces congresista también afirmó que no era lógico que los colombianos pagáramos un impuesto global, que era un impuesto que existía para el mantenimiento de las vías nacionales, además de una sobre tasa.
Dada la polémica, el ministro de Minas de la época decía que no era el momento para debatir el precio de la gasolina, pues era un tema extemporáneo y que la razón por la que a los colombianos nos parecía que la gasolina era muy costosa, era porque a través de los años se había tomado la decisión de grabar a la gasolina con tres impuestos: la sobre tasa, el impuesto global y el IVA, que por cierto con la última reforma tributaria encareció este valor. En el país, nunca se ha usado el precio internacional del petróleo para determinar el precio de los combustibles.
Vale la pena recordar que en el 2013 también se habló de bajar 1.000 pesos el valor de la gasolina, pero el gobierno Santos salió a decir que eso significaría 2,7 billones de pesos menos la nación y Mauricio Cárdenas, quien ya desempeñaba como ministro de Hacienda, aseguró que era una completa locura porque el gobierno nacional recibía de cada galón 1.050 pesos, los cuales eran destinados a la inversión social por lo que dejar de percibir ese ingreso pondría en riesgo esas acciones. Lo curioso del asunto es que ese fue el mismo argumento que le dijeron a los colombianos cuando hicieron la reforma tributaria.
Si algo ha sido característico en lo que va del 2018, es que los colombianos hemos visto como los precios de la gasolina suben exorbitantemente sin ninguna explicación. Por ejemplo, en las ciudades capitales en promedio se consigue un galón de gasolina corriente por 9.400 pesos, mientras que el de extra a 12.500 pesos. Lo preocupante es que el Ministerio de Minas y Energía cada mes anuncia el incremento en el galón de todos los combustibles por 100, 150 o 200 pesos.
De hecho, Luis Fernando Velasco recientemente dijo que además de la fórmula actual con la que nos venden la gasolina colombiana, la última reforma tributaria creó nuevos impuestos a la gasolina, entre ellos el IVA y los impuestos nacionales, lo que significa que en Colombia la gasolina paga más impuestos que lo que los usuarios usan en cada galón. En ese sentido puede concluirse que la gasolina nunca bajará de precio hasta que no se le quite la cantidad de impuestos que representa el ir a una bomba y tanquear.
Recordemos que en 2004, cuando el dólar estaba a 2.550 pesos, el galón de gasolina estaba a 4.800 pesos y si se revisa una línea de tiempo, no ha tenido compasión la relación del precio, sino que ésta ha aumentado extremadamente en los últimos ocho años. Con el dólar ha sucedido algo similar y tampoco nos lo explican, pues aunque nos digan que no, el dólar sí afectó el panorama económico que Colombia vivió en 2017 y aunque en este 2018 se ha tratado de recomponer, la verdad no ha sido mejor. Para muchos se rompió esa regla de que si sube el petróleo, baja el dólar o de que baja el petróleo y sube el dólar. Esta es una lección que nuestro país tendrá que aprender.
Algunos le endosan esa culpa a la volatilidad de los mercados, a que la economía de Estados Unidos se ha robustecido mientras que la colombiana sigue muy debilitada. Dependerá mucho del nuevo gobierno, no solamente revisar la ya desgastada, cuestionada y poco legitimada fórmula para determinar el precio de la gasolina, sino también hacer una mejor gestión para que el dólar tienda a bajar, pues no es un secreto que Colombia es un país dependiente de las exportaciones y esto ha afectado la utilidad de la operación de cientos de empresas.