Nunca he sido partidario de la segunda vuelta, no creo que se tenga que decidir casi bajo presión. Lo que tenemos hoy, solo permite optar por el camino que más puede aportar y no destruir.
Por: Andrés Felipe Gaviria
Nuestro país tiene un sistema democrático vigoroso, importante y que tenemos que cuidar; por tanto, es necesario siempre participar activamente en cada evento electoral, sea para decidir por un candidato o por la opción del voto en blanco. Me parece la última una salida respetable, admirable y que no se debe satanizar. Ahora, cuando tenemos una amenaza latente como Gustavo Petro sí se hace necesario tomar más partido y actuar en consecuencia con las convicciones propias, arriesgar y ceder un poco en lo que no se está de acuerdo, pero tratar de aportar a evitar un mal para Colombia.
Creo personalmente que los problemas de Colombia son de una profundidad inimaginable, que necesitamos una reconstrucción total, que la sociedad está mal encaminada y que estamos más cerca del precipicio que del cenit de una nación. La culpa no es solo de los políticos como algunos lo han querido hacer ver, sino de todo el conjunto de personas que habitan Colombia. Es más, me atrevo a aseverar que la culpa es del pueblo y no de los dirigentes. En el día a día podemos evidenciar cómo muchas acciones de individuos van en detrimento de lo integral, positivo, ético y moral. En ese contexto, si la propia sociedad no empieza a reconstruirse desde sí misma, será complicado y casi imposible tener un mejor país.
Iván Duque tendrá que hacer un gobierno más que revolucionario, eficaz, concreto y competitivo. No tiene reelección, necesita ejecutar muchos cambios y tener al Congreso en plena disposición para sacar los proyectos adelante. Nuestro sistema tiene al Congreso como filtro, eso a veces es bueno otras veces es altamente perjudicial, pues recordemos que muchos de los legisladores aprueban o rechazan según sus intereses, los contratos que les den o los puestos que les asignen. Creo que las prioridades en reformas para Duque deben ser: justicia, política y económica. Este país no aguanta un día más con el sistema judicial que tiene; necesita mínimo 30 nuevas cárceles en todo el país, entre otros aspectos de esa materia. Los impuestos tienen que bajar, reconfigurarse y propender por un renacer de la economía. A nivel político, se tiene que acabar la lista abierta, la circunscripción nacional, ampliar periodos de alcaldes, gobernadores y presidente; reducir el Congreso; brindar una verdadera autonomía a las regiones, entre otras.
Otra de sus más rápidas obligaciones será garantizar la seguridad en las ciudades, y eso va ligado a la reforma de justicia. La mesa con el ELN se debe levantar, Santrich se debe extraditar, el acuerdo de paz con las FARC se debe respetar, pero también hacer cumplir a cabalidad. Duque tendrá que rodearse más que bien, no solo de técnicos ni tampoco solo de políticos. Necesita combinar; experiencia, juventud, técnicos, políticos, académicos, científicos y personas del común. Mi esperanza está puesta en la opción más viable que tenemos este domingo 17 de junio; Duque.