La eterna pelea del centro: mucha superioridad moral, pocos acuerdos reales

Aunque el centro político podría consolidarse como una alternativa real de poder, sus propias divisiones internas siguen impidiendo que avance.

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El panorama político de Colombia sigue moviendo sus fichas en distintos frentes, tanto la derecha, como la izquierda, como el centro siguen intentando consolidar sus fuerzas para un año que estará cargado de muchas contiendas y decisiones que pueden cambiar el rumo de Colombia. Este ejercicio de análisis de 360 Radio hoy concentra su mirada en el centro: un grupo político que le ha costado afianzarse.

El gran reto del centro siempre ha sido y seguirá siendo ponerse de acuerdo, para este sector político alcanzar consensos ha resultado particularmente difícil, en parte porque persiste una especie de superioridad moral que divide a sus liderazgos, la idea de “yo soy mejor que tú” o “yo soy más limpio que tú” ha impedido que concreten decisiones de fondo.

Esto ha llevado que muchos terminen coqueteando indistintamente con la izquierda o con la derecha, sin consolidar una propuesta coherente. En este sentido, el centro lleva años hablando, discutiendo y reuniéndose, pero sin llegar a acuerdos reales; en su interior conviven los que nunca han tenido relación con el petrismo, los que la tuvieron pero dicen estar arrepentidos, los que rechazan la politiquería, y a la vez los que reconocen la necesidad de partidos políticos fuertes. Esa mezcla los mantiene en una encrucijada permanente que les impide avanzar.


La incapacidad del centro para unirse frena su crecimiento político en Colombia

La figura de Sergio Fajardo vuelve a ocupar un lugar central, todos reconocen que, si lograra pasar a segunda vuelta, sería uno de los candidatos más competitivos, pero justamente ese es su mayor obstáculo, nunca logra llegar a esa instancia. Aunque podría representar una opción “salomónica” para quienes buscan votar sin polarización, el centro no ha construido la fuerza electoral necesaria, así pues, se pueden sumar personas preparadas y respetadas, sino mueven las masas, el proyecto no despega, y ese hoy es su mayor problema.

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A estas alturas, el centro aún no ha definido si realizará una consulta el 8 de marzo, lo que sigue siendo un punto débil. 

El riesgo es evidente, si el centro no se organiza, terminará siendo arrasado por los dos polos, la derecha y la izquierda. El país, guste o no, avanza hacia esas dos opciones, no hacia un punto medio sin definición y esa es la amenaza que pesa sobre ese sector político, que se vea obligado a escoger entre ser devorado por los extremos o desaparecer por falta de claridad, y dentro de ese panorama surge un temor adicional, que Fajardo acepte una invitación de la centroderecha para no quedarse por fuera del juego electoral.

De ocurrir ese movimiento, el centro podría implosionar por completo, dejando a miles de ciudadanos sin esa alternativa.

En medio de este debate, también toma fuerza el rol de los exgobernadores. Aníbal Gaviria aparece como una de las figuras con mayor potencial dentro de este proceso. Si en una eventual consulta coinciden Gaviria, Fajardo y Peñalosa, el reto será sacar una buena cantidad de votos para enfrentarse a los otros dos sectores políticos del país, pero de no lograr una votación robusta, sus aspiraciones nacerían muertas.

El papel del centro político en las elecciones 2026: entre la izquierda, la derecha y la indecisión
Foto: 360 Radio

Necesitan superar los dos millones y medio de votos para tener alguna opción; menos de un millón los condenaría al mismo destino que la consulta liberal de Humberto de la Calle y Juan Fernando Cristo, o como la que hace cuatro años dejó a Fajardo sin impulso desde el inicio.

El centro padece hoy lo mismo que la derecha, muchas reuniones, muchos cafés, muchas conversaciones, pero ninguna decisión concreta. El tiempo se les está agotando, y si siguen así, terminarán convertidos en un conjunto de candidaturas pequeñas compitiendo entre sí.

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Fajardo tiene reconocimiento, pero no puede jalonar solo una consulta que exige organización, estructura y votos. Con los partidos tradicionales de la centroderecha volcados hacia su propia consulta, el centro corre el riesgo de quedarse sin aire. En conclusión, el centro tiene todo para ser una opción competitiva, pero su incapacidad para acordar una hoja de ruta lo condena, y si continúan por ese camino, la película sabemos como termina. 

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