La hipocresía, el amarillismo de los medios y la vida privada de los candidatos

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Bastante llamativa la invitación que hace una periodista a que le exijamos a los candidatos a que se comporten en su vida privada con los más altos estándares para que este le pende ser presidente; mientras a la par desconoce lo que tanto se ha reclamado; el derecho a la vida privada, a la información personal y a omitir si es el caso informaciones similares de otros precandidatos que deberían ser de igual interés.


Por: Andrés Felipe Gaviria Cano

Podríamos hablar desde un punto de vista sicológico, de una triste realidad que todos los días está presente en Colombia y es que una buena parte de las personas en el país tienen tantos problemas en su vida; tienen su vida tan llena de oscuridad, de tormentas, de vacíos, miedos, no se soportan ni ellos mismos, no pueden estar solos o mirarse a un espejo y por eso tienen que meterse en la vida de los demás y como no, empezar a ser jueces de oficio y empezar a decir esto es bueno, malo, regular, esto es aceptable, esto se tiene que condenar y algunos medios de comunicación irresponsablemente en época electoral han jugado a esto.

Si fuese por líos de faldas, todos los periodistas y sobre todo nuestra nueva ‘Laura en América’ debería hablar de lo que ha pasado con otros precandidatos que han tenido el mismo y más líos que el que tuvo Alejandro Char con una persona externa al matrimonio que todo el país siempre le ha conocido. Pero ni más faltaba que yo pretenda estimular semejante degradación, aunque ya no sé hasta dónde más bajo se pueda caer en los medios de comunicación, pues veo que el ritmo es acelerado y no tienen ganas de parar, pero sí es importante hacer este llamado respecto a la vida privada.

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Yo soy de los que me pongo de lado de que la vida privada, es privada y hay que respetarla a no ser que los hechos que acontecen en esa vida privada pongan en riesgo las leyes o vayan en contravía de los intereses de la opinión pública. Pero en lo que a mi respecta un lío de cachos o de faldas, un lío de infidelidad o como se le quiera llamar por parte de X o Z candidato es algo que le incumbe netamente a esa persona, a su familia si es el caso y serán ellos quienes tengan que resolver ese tipo de actos; no telediarios, ni foros, ni mucho menos las redes sociales que están cargadas de tanto veneno, tanta ponzoña, tanta rabia.

Los colombianos como buenos amantes del show, del escándalo, del chisme; por algo proliferan tanto los programas de chismes en nuestro país, deberían empezar a valorar y a exigir que se respete la vida privada de las personas porque hoy lo ven lejano y se ríen y gozan con la tragedia ajena de las personas, pero no caen en cuenta que en algún momento pueden ser ellos quienes sean víctimas de este tipo de información de mala leche, malintencionada, de periodistas inescrupulosos e incluso de extorsiones; porque hoy en día con la inseguridad que hay en el país a cualquier persona le pueden robar el celular, empezar a chantajearla con las conversaciones, fotos y videos que tenga ahí, venderselas a un medio de comunicación y este medio de comunicación no tendrá inconveniente en publicarlas y ahí continuaremos con más profundidad atacando y socavando el derecho a la intimidad o a una privada del cual son dueñas las personas, no nadie más.

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Para no hacer largo este escrito yo sí quisiera que las personas tuvieran un momento y pensaran si creen que es coincidencia o casualidad que en época electoral todo esto le haya aflorado a Álex Char, un asunto que era vox populi hace más de tres años, que muchísimas personas sabía lo que había sucedido y que solamente ahora a ciertas personas que no les conviene que Alejandro Char crezca como lo ha venido haciendo le sacan este “escándalo”, para perjudicarle y así exigir su renuncia; porque por lo menos hasta el momento de yo escribir esta columna, no respondo posterior, no se ha mostrado un solo video, foto o evidencia que demuestre que Alejandro Char cometió un delito con Aida Merlano y lo cierto es que si así hubiese sido ya hubieran mostrado las pruebas, pero pruebas no hay y la única prueba es que Alejandro Char estaba absolutamente enamorado de una persona (algo que le puede pasar a cualquiera de nosotros) y que no supo manejar la situación, que se dejó llevar y que hoy la política como siempre con su alto estándar temporal de ética y respeto se las ha cobrado a través de medios que lastimosamente se prestan para esto.

De manera que, si uno no desgasta mucho su cabeza es fácil encontrar que no es casual, que esto es algo absolutamente orquestado y armado desde hace mucho tiempo para perjudicar a Char y a su imagen ante la opinión pública, pero que si las personas se detienen, paran, analizan, ven y comparan, esto no va a ser nada más por si solo, pues hace parte de una estrategia política absolutamente decadente y baja para sacar a una persona del escenario electoral.

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