La hora de las invenciones

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Por: Margarita Restrepo


No tengo la menor duda de que esta campaña presidencial será una réplica de la de hace cuatro años, cuando los enemigos del Centro Democrático concentraron sus mayores esfuerzos en la invención de historias con las que perjudicaron al partido del expresidente Álvaro Uribe Vélez.

Cambian los medios, pero el fin sigue siendo el mismo: atajar al uribismo a través de maniobras deleznables e inaceptables. El calibre de la artillería que tienen reservada para este año es mayor. Desde hace dos meses, empezamos a visualizar el nivel de los ataques. Primero, cuando se empezó a difundir la mentira de que el presidente Uribe es un violador.

Como esa inverosímil e inaceptable infamia no prosperó, entonces recrearon la historia de que el jefe del uribismo personal y directamente había cerrado un contrato con una misteriosa empresa británica con experiencia en la manipulación de ciudadanos a través de las redes sociales.

Quienes conocen al presidente Uribe saben perfectamente cuál es su estrategia política, que parte del principio de hacer proselitismo las 24 horas durante los 365 días del año. Sin pausa ni descanso. Con responsabilidad, rigor y mucho afecto por los ciudadanos que habitan en las distintas regiones de Colombia.

Hay quienes llevan décadas enteras husmeando en la vida privada y empresarial del presidente Uribe, con la esperanza de encontrar algo que lo incrimine. Han tratado de vincularlo con grupos paramilitares, con organizaciones narcotraficantes y nada les ha funcionado. Su decencia y transparencia están probadas.

Ante el importante crecimiento del candidato de nuestro partido, Iván Duque, los enemigos de siempre decidieron desempolvar sus manuales conspirativos, para urdir toda suerte de planes y poner a rodar el mayor número de rumores con los que se busca enlodar el buen nombre de Duque.

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Se equivocan. Iván Duque es una persona honorable en todo el sentido de la palabra. Su trayectoria profesional, académica y política son prenda de garantía. A él, como a todos los políticos del planeta, se le pueden debatir sus ideas y sus propuestas, pero quien intente deslegitimarlo tratando de mancillar su dignidad, se chocará con un muro de hormigón armado. El pasado y el presente del candidato del uribismo son impecables.

Su patrimonio resiste todas las indagaciones que se quieran hacer. Sus propiedades, absolutamente todas, son fruto de un trabajo disciplinado.

Por eso, los uribistas debemos cerrar filas alrededor de nuestro candidato. No podemos permitir que se continúe haciendo señalamientos falsos cuyo objetivo es el de minar su patrimonio moral. Estamos en la obligación de proteger a Iván Duque de los ataques perversos de que está siendo objeto y más bien desafiar a quienes están detrás de los mismos para que se midan con él en un debate.

Si les parece que Duque es un mal político y es imperativo evitar que gane la presidencia, entonces que busquen un buen candidato y se midan con él en las urnas. Al final, el pueblo decidirá y tengo la absoluta convicción de que el veredicto ciudadano será favorable al candidato del Centro Democrático por una razón potísima: las de Duque son las propuestas que en este momento necesita Colombia.

Que las invenciones de los enemigos resentidos del uribismo sean un motivo más para trabajar a paso redoblado y alcanzar una meta que no parece imposible ni lejana: ganar en la primera vuelta del próximo 27 de mayo.

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