La ilegalidad, el Mónaco y una sociedad doble

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Por: Andrés Gaviria


Quienes estuvieron en administraciones pasadas tuvieron la posibilidad de hacer cosas con el edificio Mónaco, inexplicablemente, ahora critican la decisión que ha tomado Federico Gutiérrez, actual alcalde, en el marco de sus facultades y su visión de la ciudad. Si era o no un error tumbarlo, es como todo, genera opiniones divididas, pero quien está en el poder puede tomar ese tipo de decisiones. A nivel personal, considero que era necesario tumbarlo, como también soy un convencido de acabar con todo lo que pueda representar un monumento u objeto de peregrinación ilegal, pues son elementos miserables que no deben erguirse en ninguna sociedad que sea culta, decente, educada y que quiera superar sus etapas más negras.

Aunque ya he escrito sobre esto en el pasado, y por lo general también encuentro muchas personas que no están de acuerdo con esos postulados, sigo creyendo firmemente que Medellín es una sociedad que hoy en día sigue con las estructuras ilegales incrustadas en la espina dorsal de la ciudad. Las personas suelen reclamar seguridad, legalidad y orden, pero en numerosas ocasiones, en su diario vivir, terminan financiando indirectamente a las estructuras criminales en la sociedad. Comprar marihuana, éxtasis, cocaína, LSD, 2CB, Molly, películas piratas, música plagiada, ropa copiada, entre otros. Fuera de lo anterior, dar dinero en la calle a las personas que están en cada semáforo, a indígenas en las calles y comprar en establecimientos que no emiten factura, también termina siendo una manera de financiar la ilegalidad en la ciudad. Es imposible querer que Medellín sea una ciudad segura, mientras un grueso de la población tiene comportamientos que pasan la línea de la legalidad, y peor aún, en la ignorancia o cooperación consentida con esas estructuras.

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La familia como primer filtro y como seno de la sociedad, todos los días se desintegra más y ha desechado todo intento por educar personas para que hagan las cosas bien, crezcan como profesionales, sean íntegros, sanos y competentes. Aún se impone la ley en las calles del que tenga el carro más grande, el que grite más, quien tenga un aspecto de peligroso, el que mire más feo, el que tenga más dinero hace lo que quiere, etc. Podemos tumbar todos los monumentos, lugares, tumbas o lo que sea que esté relacionado con narcotráfico e ilegalidad, y lo apoyo, pero si la sociedad no cambia, todo esfuerzo será en vano.

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