La inversión en Colombia, que experimentó un repunte notable después de la crisis del COVID-19, ha comenzado a mostrar signos de debilitamiento, según un reciente informe de la OCDE. Tras un crecimiento del PIB del 10.8% en 2021 y del 7.3% en 2022, la economía colombiana ha visto una desaceleración significativa, con una tasa de crecimiento del 0.6% en 2023. Esta caída es atribuida a las políticas macroeconómicas restrictivas, la ralentización del crecimiento global y el aumento de los costos de endeudamiento a nivel internacional.
El repunte inicial fue impulsado por un auge en el consumo, especialmente en bienes duraderos, debido a los ahorros acumulados durante la pandemia, el aumento del crédito al consumo, un sólido mercado laboral y los incrementos en el salario mínimo. La flexibilización de las políticas fiscales y monetarias también fue un factor clave para estimular el crecimiento. Sin embargo, este impulso comenzó a perder fuerza a finales de 2022, cuando el consumo privado se moderó y la inversión mostró signos de debilitamiento.
Recuperación parcial en 2024: A pesar de esta desaceleración, la economía colombiana comenzó a mostrar señales de recuperación en 2024, con un crecimiento del PIB del 1.7% en el primer semestre en comparación con el periodo anterior. Este repunte fue principalmente impulsado por el consumo privado, aunque la inversión también comenzó a mejorar, particularmente en el sector de infraestructuras. Sin embargo, este crecimiento fue modesto, con un incremento de apenas 0.1% en el segundo trimestre respecto al trimestre anterior.
Uno de los factores que ha ralentizado el crecimiento ha sido la inflación, que alcanzó su punto máximo en marzo de 2023 con un 13.3%, para luego reducirse a un 6.1% en agosto de 2024. Este proceso de desinflación fue más lento en comparación con otros países, debido a diversos factores, como el aumento de los precios de la energía, impulsado por la eliminación de subsidios a la gasolina a finales de 2023, y la depreciación del peso colombiano en 2021 y 2022. Otros factores que afectaron fueron los aumentos del salario mínimo y los mecanismos de indexación de precios.
De acuerdo con el informe, varios factores han contribuido a esta caída en la inversión, entre ellos la baja tasa de ahorro nacional, la asignación inadecuada de capital y la alta informalidad laboral, que limita la capacidad de las empresas y trabajadores informales para acceder a financiamiento formal. Además, la inversión en ciencia, tecnología e innovación se ha mantenido baja, con apenas el 0.5% del PIB destinado a estos sectores, lo que impide la diversificación de la economía.
«Colombia tiene un 56% de informalidad, aunque en los últimos años ha disminuido muy discretamente, ese porcentaje significa que la población no esta aportando en mejorar la productividad»: Álvaro Santos Pereira, director de la (OCDE) Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico.
Obstáculos para la inversión en infraestructura: Un sector que ha sido particularmente afectado por la baja inversión es el de las obras civiles, que ha caído a poco más de la mitad de los niveles previos a la pandemia. El gobierno ha lanzado varias iniciativas para incentivar la inversión en infraestructura, especialmente en ferrocarriles, aeropuertos y carreteras, pero la capacidad de ejecución de los gobiernos locales ha sido un obstáculo importante para su desarrollo.
La inversión privada también ha enfrentado desafíos significativos. Los altos costos de endeudamiento, los criterios más estrictos para acceder a préstamos y la baja confianza empresarial han sido factores que han frenado la inversión privada. Además, el aumento de los precios de los materiales de construcción, las interrupciones en las cadenas de suministro globales y los aumentos en los impuestos corporativos en 2021 y 2022 también han afectado negativamente la inversión.
Proyectos de infraestructura y optimismo en inversión extranjera: A pesar de los desafíos, hay señales positivas para la inversión en Colombia. Cuatro proyectos de infraestructura de la nueva generación de asociaciones público-privadas («5G») están programados para comenzar, lo que podría impulsar el sector. Además, la inversión extranjera directa (IED) alcanzó un máximo histórico de USD 17 mil millones en 2023, lo que refleja la confianza de los inversionistas extranjeros en el país. Esta IED, que representa un 5% del PIB, ha sido crucial para compensar las salidas netas de cartera de residentes que aumentan sus activos en el exterior.
«Colombia debe concentrar las inversiones en el cierre de las brechas que existen entre las regiones, esto fomentará a un cambio en la perspectiva de los nuevos inversionistas extranjeros o locales»: Alan Asprilla, Subdirector General de Inversiones.
Reducción del déficit de cuenta corriente: Otro aspecto positivo en la economía colombiana ha sido la reducción significativa del déficit de cuenta corriente. En 2023, todos los componentes de la balanza de pagos contribuyeron a corregir este desequilibrio, con una mejora notable en el déficit comercial de bienes. A pesar del aumento de los pagos de intereses por préstamos externos, las salidas netas de renta de factores disminuyeron gracias a menores utilidades de la inversión extranjera directa, impulsadas por la caída en los precios del petróleo y el carbón.
En resumen, aunque la inversión en Colombia ha enfrentado obstáculos significativos en los últimos años, los recientes avances en proyectos de infraestructura y el aumento en la inversión extranjera directa son señales alentadoras para el futuro económico del país. No obstante, la OCDE advierte que será crucial abordar los problemas estructurales que han frenado la inversión para asegurar un crecimiento sostenido en el largo plazo.
Por qué es importante: La inversión es un motor clave para el crecimiento económico de cualquier país. La baja inversión en Colombia ha afectado su capacidad para mejorar la productividad y los estándares de vida. El informe de la OCDE ofrece un análisis profundo de los factores que están frenando la inversión y destaca la necesidad de implementar reformas estructurales.