La libertad de elegir

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EDITORIAL


Nuestro editorial para el día de hoy habla sobre la importancia que radica en ese único derecho que tienen los ciudadanos por igual sin importar ninguna condición social, de raza, género o religión, de acudir a una urna para escoger a sus gobernantes y a pesar de las correrías que digan, como que un voto no hace la diferencia, ahora más que nunca cada uno de los candidatos entiende que cada voto es lo que puede definir el presente y el futuro del país.

Como medio de comunicación le hemos abierto las puertas a todos los candidatos, hemos formulado invitaciones a través de los equipos de campaña, y la mayoría han atendido nuestras invitaciones con el único fin de transmitir a los colombianos las ideas, los postulados, las propuestas que ellos defienden, por las cuales quieren ser elegidos.

Nos hemos encontrado con muy pocas propuestas, ahora es claro que, lastimosamente, el debate se ha tornado en asuntos subjetivos, en peleas personales, en quién tiene más medios a su favor, o más congresistas, más periodistas o cualquier otra clase de las primeras cuatro ramas del poder para medirse, dejando a un lado la ciudadanía.

Creemos que ha existido muchísima información falsa alrededor de todas las campañas, ha existido campaña de desinformación sobre varias candidaturas y lo peor de todo es que varios medios de comunicación han enfilado sus baterías junto con encuestadoras para reducir el número de aspirantes a la presidencia y hacerle creer a la gente que solo tiene dos opciones para escoger. Para nosotros esto es altamente antidemocrático, adultera la elección y atenta contra los valores fundamentales de nuestro país.

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Los colombianos tienen que ir a las urnas libremente a votar por el candidato que sea de su preferencia, sin importar cuánta campaña de miedo, de terror, de desconfianza, de odio, siembren distintos actores políticos porque no hay nada más tranquilo que una mente que está conforme con haber actuado en coherencia y consecuencia con lo que cree, con sus reales convicciones de vida, con los intereses que tiene, que pueden ser personales aunque ojalá fuesen colectivos.

Aterrizándolo en la realidad en este extenso territorio de 32 departamentos, cada uno de los colombianos tiene diferentes percepciones de lo que pasa en el país y de lo que se necesita. En tal virtud, es bastante egoísta quererles imponer a los ciudadanos que escojan por miedo, bajo presión, determinado candidato.

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En primera vuelta, la democracia permite que los colombianos tengan un amplio abanico de candidatos. Hoy son Federico Gutiérrez, Gustavo Petro, Enrique Gómez Martínez, Sergio Fajardo, Ingrid Betancourt, John Milton Rodríguez. Estamos hablando de una pluralidad de candidaturas y de voces que merecen ser escuchadas, que merecen ser transmitidas para que los colombianos vayan y voten.

Ojalá que no afecten los días feriados que han coincidido con la fecha electoral, con la asistencia a las urnas y ojalá que los colombianos salgan a votar masivamente por el candidato de su preferencia.

Para concluir este editorial, cabe mencionar que lo más importante de todo es que Colombia tenga plenas garantías en estos comicios democráticos, que el registrador Alexánder Vega dimita si no se siente capaz de transmitirles a los colombianos unos resultados confiables. Colombia ha sido y es un polvorín, y un resultado que tenga la más mínima duda  podría incendiar las calles del país, creemos que nadie quiere llegar a eso.

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Sabemos muy bien quiénes son los actores que estarían dispuestos a incendiar las calles, a destrozar locales, a atentar contra la fuerza pública y a destruir todo lo que por el frente les pase. Ya han tenido práctica en eso en los últimos dos años, y en ese mismo sentido se hace necesario que las condiciones de seguridad, transparencia, comunicación y difusión sean garantizadas por la Registraduría.

Qué importante fuese que ahora todos los que se quejan del registrador hubiesen pensado mejor y revisado su hoja de vida antes de haberlo postulado para ese cargo, para una dignidad tan importante y no ahora cuando todo está servido.

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