La necedad y la necesidad de atención del presidente

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No debería sorprender la posición del presidente Gustavo Petro en el conflicto entre Israel y Palestina. Suficiente ilustración ha tenido la sociedad en sus escritos, intervenciones, y desde luego, una amplia presencia mediática a lo largo de su trayectoria política en contra del pueblo israelí y a favor del otro país.

Editorial

Llamó tanto la atención que en campaña la comunidad judía en Bogotá se prestara para apoyarlo y financiarle, aún sabiendo su posición en ese conflicto histórico. Pero más allá de la dinámica política, encontramos con preocupación que el presidente es una persona con una alta necesidad de atención. El mandatario quiere que hablen de él, estar en los titulares de los medios de comunicación y que lo que él ponga en su cuenta de X sea la agenda del país.

Desde luego, le sirve en el momento en que se tramita de manera furtiva la reforma a la salud en el Congreso de la República con suficientes debilidades y vicios, como para que la Corte Constitucional la pueda declarar inexequible.

Sin salirnos del asunto, nos parece que ese afán de querer opinar de todo e intervenir con la pasión en la política internacional de un país hace muy mal, y más en instantes cuando la sociedad de los países más avanzados y respetuosos de la ley y las normas, que convergen en unos principios mínimos de armonía y donde es mal visto los hechos de violencia estén repudiando lo visto en Israel, mientras que Colombia se une a sectores que son dirigidos por gobernantes dictadores que defienden a Hámas, quienes son los que están perpetrando estos crímenes en Israel.

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El conflicto israelí – palestino está abierto para la persona que lo quiera estudiar. El problema puntual de este fin de semana es que bajo una operación terrorista del grupo Hámas no se está hablando de que Palestina sea terrorista, sino que este colectivo entró a Israel para asesinar a los ciudadanos, y esto no tiene ninguna justificación.

De manera que el presidente haría bien, en primero detenerse y analizar las condiciones actuales, las personas asesinadas y maltratadas, y parar su dedo acusador con el que dice quien es bueno y quien es malo porque está haciendo a Colombia una potencia mundial de la vergüenza, pues hoy el país está en los titulares de los diarios porque tenemos un mandatario que defiende a un grupo terrorista, como lo es Hámas. Un llamado a la cordura, sensatez y responsabilidad no sobra.

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