La paz es un bien superior. Bienvenido el debate

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  EDITORIAL  


Está claro que con la firma del fin del conflicto entre gobierno y Farc no viviremos como en Suiza, pero si estamos seguros de que el estado en general mejorará sustancialmente en todos los campos. Opositores tienen argumentos relevantes que nutren la campaña del plebiscito.


 

La constitución de Colombia consagra el derecho que tienen los colombianos de vivir en paz, además de obligar en teoría al mandatario de turno para que busque por los medios legales la solución a los conflictos que se tengan. Con eso en la mente podemos abordar un tema que tiene polarizado al país y que no debería ser así, en virtud de lo que significa terminar más de 50 años de guerra y los dividendos para el estado y sus ciudadanos.

 

En la democracia es normal la diferencia en la opinión, es su principal esencia y contribuye a enriquecer los procesos políticos que demanda un estado, más cuando estamos hablando de algo tan trascendental como ponerle fin a un conflicto interno que ha causado tantos muertos, secuestros, extorsiones y sucesos lamentables que han marcado nuestra historia. En honor a la verdad y ya ingresando en el terreno político, se debe reconocer que ninguno de los dos grupos en disputa por el SI o por el NO han sido los más decorosos para llevar el debate, han existido ataques personales y fuertes palabras para referirse entre ellos. Un lunar negro que quizá no permita avanzar como se debería en la materia del debate y los acuerdos necesarios.

No hay paz perfecta, podríamos hacer un recuento de los procesos que se han tenido y en todos encontraríamos serias falencias y puntos que jamás se deberían repetir. En virtud de eso, el actual gobierno ha deseado que este proceso de paz con las FARC corrija todos esos errores, recoja las experiencias necesarias y pueda ser lo más justo posible, de ahí esa línea entre justicia y paz de la que ha hablado el presidente Santos reiterativamente y que explica bien un punto crucial, como lo es el castigo y el fin de la guerra.

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Al día de hoy se ha avanzado como nunca, jamás se había llegado tan lejos y jamás se había contado con un apoyo tan importante y de peso de la comunidad internacional, es un hecho la inversión de decenas de países en la paz de Colombia, pues quieren contribuir a que esta nación crezca en lo económico, académico, competitivo y productivo. Contar con la ONU como protagonista activo es más que una prenda de garantía, además de tener en la mesa de negociaciones a representantes de todos los actores más representativos a nivel nacional e internacional.

Este 26 de septiembre se firmará el acuerdo final entre las partes en la ciudad de Cartagena, allí quedará plasmado el compromiso de gobierno y Farc sobre una agenda de compromisos y transformaciones que son las que garantizarán eventualmente el éxito del proceso de paz. Todo esto está supeditado a la votación del dos de octubre, donde los colombianos podrán aprobar o no ese memorándum de negociaciones. Algo que realmente es importante, pues si bien el presidente Santos no tenía la necesidad de refrendarlo, demuestra un carácter vinculante y democrático en este paso, algo que jamás se había visto.

El escepticismo de los ciudadanos es alto, aceptable y razonable. Ese miedo que genera el confiar en unos personajes que tanto daño le han hecho al país es apenas lógico, nadie podría entrar a discutir eso. Lo único cierto es que aparentemente hay voluntad, se ha llegado muy lejos, como nunca antes, como para pensar en que las FARC traicionaran de nuevo la confianza de un gobierno, del país y la comunidad internacional. Obviamente, la persona que no se arriesgue a confiar, está en su derecho de votar NO y quedar tranquilo con su conciencia, que a la final es lo que mas debe importar en todo este evento democrático.

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Nosotros queremos concluir este editorial con lo siguiente, y es pedirle a todas las personas del país que traten de leer los acuerdos; que separen de este proceso a Juan Manuel Santos, Álvaro Uribe y a cualquier otro personaje de la vida pública nacional. Colombia, nuestro país, tiene que estar por encima de cualquier persona; el ser humano pasa y los países quedan, de ahí la importancia y responsabilidad de esta decisión. No se dejen influenciar por comentarios negativos, mentiras infundadas o fanatismos políticos. Póngase en el lugar de un niño; joven, estudiante, campesino, policía, soldado, persona de escasos recursos, etc. Trate de entender el conflicto, sea sensato al pensar sobre a quienes afecta la guerra en un país como Colombia. Está muy lejos de las capitales principales, y esas ciudades no son todo el país, existe un campo y unas personas que han padecido las inclemencias de la guerra.

 

Vote por usted; por sus compatriotas; por su país.

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