La política de seguridad del alcalde Federico Gutiérrez

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EDITORIAL

Las opiniones están divididas en torno a si ha sido un éxito o un fracaso la manera en que el alcalde Federico Gutiérrez ha llevado este importante tema para la sociedad. Desde este medio de comunicación nos atrevemos a hacer una evaluación ad portas del cierre de su gobierno.


El alcalde de Medellín, Federico Gutiérrez, ha hecho una loable gestión y sobre todo con intenciones máximas de recuperar la seguridad de la ciudad de Medellín. Unos propósitos que seguramente han compartido todos los últimos alcaldes de esta ciudad y que cada uno lo ha enfrentado de la forma que mejor le parecía a través de distintas herramientas y escenarios, de estrategias para la lucha en contra de la delincuencia; en este sentido, Gutiérrez, ha marcado con su propio sello la manera de combatir la ilegalidad.

Gutiérrez se comprometió en campaña a combatir fuertemente el fenómeno del fleteo, que lastimosamente se ha entrometido en la vida de los antioqueños como un amigo permanente, que aparece en cualquier instante, y si la persona se expone pueden matarla.

El alcalde ha demostrado que plantar cara frente a cada atraco que es denunciado en redes ha dado resultado para capturar a los responsables de dichos delitos. Así lo demuestra el número de capturas que ha logrado la Policía Metropolitana en estos más de tres años y medio, pero más allá del delito ordinario, que de igual manera es peligroso así los jueces lo vean como algo insignificante y que el código penal de nuestro país no lo castigue sino que considera que como son delitos de menor cuantía son excarcelables.

Gutiérrez se ha encontrado con un gran obstáculo, como todos los alcaldes del país, y es la  gran impunidad que hoy brinda el sistema judicial colombiano con complicidad de buena parte de los jueces que hoy dicen que se sienten atacados por la opinión pública por culpa de los alcaldes de las ciudades capitales. Los ciudadanos del común no conciben que los jueces, en su mayoría, tengan un divorcio de la realidad tan abrupto y poco comprensible; tampoco se entiende cómo le dan beneficios a quienes atentan contra la seguridad y la sana convivencia de todos los medellinenses. 

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Es un hecho que ya hemos abordado en este medio en múltiples ocasiones, la Policía en su mayor esfuerzo intercepta y captura delincuentes pero estos quedan libres a las pocas horas por cualquier formalismo que un juez encuentra y un abogado de oficio logra comprobar, y esto ha creado un círculo vicioso: no se construyen cárceles nuevas, algunas que existían se han tumbado como la del Buen Pastor increíblemente, no se crean cupos carcelarios, y por ende, los jueces dicen que no hay dónde recluir presos y hasta estaciones de Policía están hacinadas, la crisis carcelaria es un evento lamentable, negativo, insostenible a lo cual el Gobierno Nacional no le quiere prestar atención. 

Son asuntos que no son propios de los alcaldes, como es el sistema judicial y la situación de las cárceles, y esto afecta directamente y proporcionalmente la seguridad de ciudades como Medellín.

Gutiérrez ha hecho una apuesta importante respecto a la instalación de número de cámaras significativo en las principales vías de la ciudad de Medellín y en donde se han registrado numerosos atracos a través de los años; también es válido decir que con el sistema identificador de placas los resultados han sido muy buenos e importantes, por lo que hoy se puede afirmar que Medellín es una ciudad más segura gracias a este sistema de cámaras, a la tecnología que se ha invertido en la línea 123, a una gestión del secretario de Seguridad Andrés Tobón Villada que ha sido bastante relevante y contundente. El combate a las bandas criminales ha sido decidido. 

Ahora, que se quiera medir el nivel de seguridad de una ciudad por el número de homicidios será siempre un tema debatible. Algunos creen que el número de homicidios no tiene nada que ver con la situación de inseguridad de una ciudad, y el ejemplo es muy claro: si dos combos delincuenciales deciden matarse entre ellos, estos no van a afectar la seguridad de la ciudad, pues son personas que están en la ilegalidad. Una cosa diferente es que el número de homicidios sea como en la época de Pablo Escobar en donde este terrorista colocaba una bomba y mataba decenas de civiles, de manera que es una percepción que tiene distintos visiones.

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Gutiérrez Zuluaga sale como un alcalde con alto índice de favorabilidad en el tema de seguridad por darle la cara a esta problemática que intentó por la vía de la coerción mejorar la situación de la ciudad y que significó un modelo distinto al aplicado en anteriores administraciones en donde se intentaba disminuir los índices de inseguridad a través de políticas más sociales que de un mismo confrontamiento entre fuerza pública y delincuentes.

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