La real situación de los medios de comunicación no es positiva y las incoherencias son máximas

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EDITORIAL

Siento que personas se desgarran las vestiduras cuando escuchan que un medio de comunicación lastimosamente, tiene que cerrar sus operaciones, algunos lo aprovechan políticamente para acusar censura, presiones de empresarios y anunciantes. En muchos casos esto ha ocurrido, es cierto, pero en otros es simplemente es una falla de mercado que está sucediendo y que está cobrando víctimas que son los medios de comunicación.


Hay un oleaje de nuevos medios que han querido ingresar con buenas intenciones al mercado de los medios de comunicación, algunos lo han hecho para convertirse en agencias de prensa de tres o cuatro empresas, financiados por ellos, operados prácticamente por ellos, y que sirven de brazo periodístico a otras compañías.

Algunos simplemente han sido absorbidos por grandes monopolios en este país, monopolios que no les importa perder dinero en esa inversión ya que lo pueden subsidiar fácilmente porque esto les representa una influencia, capacidad de persuasión en la opinión pública en quienes toman las decisiones en el país, que sí significa dinero y que a ellos los puede beneficiar.

Por otro lado están los que resisten aun los embates de esta fuerte tormenta a través de líneas de negocio y muchos mercados diferenciados de una consolidación, porque de igual forma han visto cómo su estabilidad se ve amenazada.

Lo cierto es que estamos ante nuevos paradigmas de la publicidad, nuevas posiciones gubernamentales y privadas que están afectando los medios de comunicación. En un pasado Confidencial lo abordábamos, y es que, no se puede entender cómo el estado colombiano a través distintas alcaldías, gobernaciones o entidades, deciden recortar o anular completamente la inversión en medios de comunicación, quieren que los medios trabajen gratuitamente, en el sentido de publicarles todo y acompañarlos en ruedas de prensa, eventos y diferentes sucesos, pero no tienen la más mínima modestia de transmitir en esos mismo medios sus eventos institucionales o campañas.

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Igual pasa con la empresa privada, con quienes han apostado por el free press, que es utilizar medios de comunicación a su favor sin ninguna complicación y luego hay intermediarios que dicen muy habilidosamente, ‘su presencia en medios de comunicación fue esto, si hubiese pautado, le hubiese costado por ejemplo, 200 millones de pesos, pero con nosotros le salió en cero, le vamos a cobrar cien 100 millones de pesos’. Así de la nada las empresas les pagan a ellos y es dinero que no va a llegar a los medios de comunicación.

Por otro lado, están las personas que no les gusta leer, que se quedan con los títulos y como se ha demostrado, reaccionan netamente a los titulares tendenciosos, amarillistas o de grueso calibre. En cambio, cuando se habla de la academia, ciencia, salud, deporte e interés ciudadano, las reacciones son mínimas, las visitas a las paginas son reducidas, por lo cual hoy lo que vende en Internet es crear y promover contenido basura y amarillista. Referirse a las mujeres y hombres como objetos sexuales, mostrar la crueldad, lo sangriento, lo demagógico, mediocre, barato y bajo, eso sí genera likes, eso sí genera visitas y dinero.

Las personas no están visitando ni si quiera las páginas, ni permiten que estas les muestren publicidad de Google Ads, algo que genera un suspiro para las páginas. Además de querer leer gratis, bloquean los avisos y no le permiten generar al medio un dólar al día. Segundo, no quieren pagar suscripción y tercero, no quieren pagar por algún contenido Premium, son personas que se quejan si un medio recibe financiación institucional, se quejan si un medio es de los grandes monopolios, se quejan si tiene mucha publicidad para poder sostenerse. Es una queja generalizada; hay una idea utópica de que los medios pueden vivir sin pauta, sin avisos, sin suscriptores y con contenido de gran calidad y, claramente, eso no va a pasar.

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Hoy el Gobierno Nacional ha hecho recortes inmensos a los medios de comunicación pagando justos por pecadores, porque se entiende que existían medios que vivían 100% del gobierno, que construyeron grandes edificios por cuenta del Estado y que hoy se encuentran en grandes problemas, despidiendo periodistas, pero claro, estaban en una posición cómoda, en un estado paternalista gigante, y a ellos evidentemente había que ajustarles la medida, incluso, no cortarles la presencia en estos medios, pero lo que han hecho es cortar toda la inversión, todo lo de comunicación, excepto uno por una afinidad familiar.

Hoy la crisis de los medios de comunicación es delicada, grave, real y sí está sucediendo, simplemente queda la reflexión planteada. La invitación a quienes toman las decisiones en las empresas, en los gobiernos, es que analicen la situación, no se dejen embaucar de intermediarios y de nuevas masas.

Llegarle a un millón de personas no es lo mismo que llegarle a cinco mil que realmente le importen a una empresa, y tratar de salvar a quienes hoy les informan, premiar a quienes bien informan. A quienes no los informan, castigar, que sea una decisión de mercado pero que no sea algo que después genere lamentos y supuestos dolientes cuando nunca estuvieron cuando realmente se necesitaban.

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