La tragedia Leal

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No es razonable, ni justo que una persona que es capaz de matar a su madre y hermano con tanta sevicia, vuelva a las calles.


Por: Catalina Escobar

En noviembre de 2021 el país conoció la trágica noticia sobre la muerte del famoso estilista Mauricio Leal y su madre. La primera teoría que surgió, fue un aparente suicidio, sin embargo, desde el momento cero, sus familiares y amigos más cercanos pidieron que se investigaran los hechos porque no creían en esta versión. Para el círculo más cercano de la familia Leal, se trataba de un homicidio.

Esta semana, después de las contundentes evidencias que recopiló la Fiscalía, Jhonier Leal, hermano de Mauricio Leal e hijo de Marleny Hernández, confesó que fue el autor de este macabro asesinato. Semanas antes Jhonier Leal estuvo en medios de comunicación dando entrevistas y hablando sobre las personas excepcionales que eran su madre y hermano. Se le veía estremecedoramente tranquillo y dispuesto a responder las inquietudes de los periodistas.

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En la audiencia de imputación de cargos el Fiscal le ofreció a Jhonier una pena privativa de la libertad por 21 años, pero por buena conducta, trabajo y estudio esta condena podría ser aun más baja. Sumado a lo anterior, cuando cumpla las tres quintas partes de la condena, podría pedir la libertad.

No es razonable, ni justo que una persona que es capaz de matar a su madre y hermano con tanta sevicia, vuelva a las calles. La justicia en nuestro país debería ser más contundente con este tipo de personas que representan un peligro para la sociedad.

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Este crimen nos hace pensar nuevamente sobre la cadena perpetua en nuestro país. Los opositores sostienen que es una negación a los derechos humanos, pero ¿qué pasa con los derechos humanos de los ciudadanos que corren peligro cuando personas como Jhonier Leal regresen a las calles? ¿No deberían, por lo menos, cumplir toda su condena sin derecho a rebajas? ¿no debería ser la condena proporcional al crimen cometido?

Por otro lado, ¿cuán rota debe estar una persona para cometer tal atrocidad? Ojalá pensáramos también en las cárceles como modelos de resocialización, para que en caso de que las reducciones a las condenas devuelvan a este tipo de personas a las calles, podamos tener la tranquilidad de que por años hicieron un proceso para restaurar su alma.

Tenemos una sociedad muy enferma, necesitamos a DIOS.

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