Las encuestas quieren definir las elecciones

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Esta elección está más que movida por cuenta de una larga lista de encuestas que han sido publicadas a lo largo del año, incluso si tenemos las que se hacían en el 2014, podemos obtener un número cercano a 26 encuestas.

Para ser claros y responsables, las personas están en el derecho de conocer que hay campañas que contratan encuestadoras, donde casi siempre el candidato que la contrata, sale ganando y le hace una amplia difusión.

Una encuesta por ejemplo a la Alcaldía de Medellín con una de las firmas más reconocidas a nivel nacional puede estar cercana a los 45 Millones de pesos. En la actualidad se han conocido nuevas encuestadoras que no han ganado confianza ni credibilidad, más cuando se conocen en algunas ocasiones los tratos a los que llegan entre firmas encuestadoras y candidatos, que incluyen futura contratación y una buena participación burocrática.

Las personas y los candidatos no de pueden distraer con las encuestas, sin lugar a duda la mejor y más confiable encuesta es en la calle y las mediciones privadas que se hacen en las campañas para conocer cómo está realmente el terreno político, de manera que se identifiquen errores y se ajusten temáticas para avanzar con eficacia.

Hoy las encuestas tienen un objetivo claro y es ir perfilando candidatos para hacerlos en teoría mas fuertes y que eso traiga que los que están más mal, terminen renunciando a su aspiración, cosa que es un gran error, pues hoy las personas saben como se maneja el marketing, mercadeo y las estrategias de presión electoral.

Existen medios de comunicación, empresas privadas y universidades de que tienen intereses políticos y apoyan a un candidato, por eso no es raro ver esas “grandes alianzas” de sectores para ordenar encuestas donde milagrosamente el candidato de ese grupo económico o social, sale ganando.

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Los personajes que suelen invertir en candidatos se basan la mayoría de veces en encuestas, lo cual no dista mucho del funcionamiento de una bolsa de valores donde bajan y suben acciones, lo que las hace más atractivas para el inversionista.

Una seguidilla de encuestas puede terminar fácilmente con la aspiración de cualquier persona, ya ha pasado y es una vieja estrategia de política para conseguir debilitar a rivales aún sin llegar a las urnas.

Ojalá algún día el gobierno nacional ponga en cintura a muchas encuestadoras, desde las más grandes hasta las más pequeñas. No se puede permitir que se engañe a la opinión pública con cifras falsas que busquen inducir al error y a moldear escenarios predeterminados que solo terminan perjudicando el ejercicio democrático.

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