Confidenciales 360
Las encuestas son, por lo general, un plato bastante agridulce para todas las campañas políticas. Pues estas no han sido la excepción en esta campaña por la alcaldía de las ciudades más importantes de Colombia: Medellín y Bogotá.
En el caso de Bogotá, los recientes resultados han demostrado que no concuerdan con lo que se vive en las distintas localidades de la ciudad. Allí los recorridos de los candidatos que no van en las dos primeras posiciones de las encuestas son bastantes nutridos.
En el caso de las mediciones que se han registrado en Medellín se sabe que las muestras son absolutamente irrisorias, característica compartida con Bogotá. Se han presentado como grandes encuestas, mega-encuestas, unas mediciones que cuentan con apenas 600 o 300 registros cuando la población total supera 100 a 1 a la muestra recogida.
Ahora, los manejos estadísticos y los parámetros de lo que deben ser las encuestas son entendibles. Sin embargo, se ha demostrado con hechos que las encuestas no han sido quienes tienen la razón; de ser así Duque, Santos o Uribe no hubieran llegado a la presidencia, Peñalosa y Federico Gutiérrez no serían alcaldes ni tendríamos a Luis Pérez como gobernador de Antioquia.
Aunque las encuestas salgan con pecho inflado a decir que tenían la razón luego de ir corrigiendo con el tiempo los resultados presentados ya está claro que, al menos, para Medellín y Bogotá no son un factor muy convincente.
En el caso de Bogotá, según expertos consultados por este medio de comunicación, no se entiende la cifra tan alta que hoy registra Claudia López, esta no concuerda ni con el negativo tan alto que ella mantiene ni con la respuesta de la ciudadanía a sus recorridos por los distintos barrios de la ciudad. Por su parte, Miguel Uribe Turbay ha logrado consolidar apoyos serios, organizados y con participación activa en la política bogotana, inexplicablemente estos logros no se ven reflejados en las encuestas.
Además, los lugares en donde se hacen estas revisiones de por sí ya muestran bastantes vicios tendenciosos, lo cual afecta la imparcialidad, claridad y exactitud de las mediciones.
El 27 octubre los electores y los candidatos sabrán si las encuestas siguen o no teniendo esas continuas equivocaciones que han presentado. Hoy en día las encuestas sirven a algunos candidatos para ser descartados, a otros para ejercer presiones o pedir financiación y algunos empresarios las siguen teniendo en cuenta para dar o no dinero a alguna campaña.
Las encuestas son y seguirán siendo parte del ambiente electoral, aunque cada vez con menos favorabilidad, es por esto que las encuestadoras sabrán, luego de las elecciones, si ellas mismas tendrán que reevaluar sus métodos de medición.