El mundo despide hoy a una de las figuras más influyentes de la Iglesia contemporánea. El Papa Francisco falleció esta mañana a los 88 años, dejando como legado no solo una trayectoria marcada por la misericordia, la justicia social y el diálogo interreligioso, sino también una última bendición impartida desde el balcón del Vaticano, cargada de simbolismo y de esperanza.
Panorama general: En una de las instantáneas más impactantes, se ve al Papa sentado en su silla de ruedas, con el rostro sereno, vestido con su habitual sotana blanca y la cruz pectoral colgando sobre su pecho. A pesar de la fragilidad evidente en su postura y la delgadez de sus manos, su mirada permanece viva, profunda, casi contemplativa. Con una leve sonrisa, levanta la mano derecha en señal de bendición, un gesto que se convertiría en el último dirigido al pueblo católico desde el Vaticano.
“El verdadero ordo amoris que hay que promover es el que descubrimos meditando constantemente la parábola del Buen Samaritano, es decir, meditando el amor que construye una fraternidad abierta a todos, sin exclusión”.
Muerte del Papa Francisco: su legado, su última bendición y el impacto mundial
Horas antes de su fallecimiento, Francisco sostuvo su último encuentro diplomático: una audiencia privada con el vicepresidente de Estados Unidos, J.D. Vance. El Vaticano describió el diálogo como “cordial” y subrayó el interés común en la defensa de la libertad religiosa y de conciencia, principios que el Papa defendió siempre como pilares irrenunciables de una sociedad justa.
“Hubo un intercambio de opiniones sobre la situación internacional, especialmente en lo que respecta a los países afectados por guerras, tensiones políticas y crisis humanitarias, con particular atención a los migrantes, refugiados y prisioneros”, detalló el comunicado oficial.
Estas preocupaciones no eran nuevas. A lo largo de su pontificado, Francisco hizo del sufrimiento humano —en especial el de los migrantes y desplazados— una prioridad pastoral y diplomática. Para él, las víctimas del desarraigo y de la indiferencia eran el rostro de Cristo en el mundo contemporáneo.
El mensaje final del Vaticano también incluyó una clara defensa de la labor humanitaria de la Iglesia en Estados Unidos, luego de recientes declaraciones polémicas por parte de Vance, quien había acusado a la Conferencia de Obispos Católicos de colaborar con el “reasentamiento de inmigrantes ilegales” por motivos económicos. La respuesta fue inequívoca: “Acoger al extranjero no es una estrategia política, sino un mandato evangélico”.
Por qué es importante: Desde el anuncio oficial de su fallecimiento, las redes sociales se han inundado con mensajes de despedida, oraciones y homenajes a un Papa que desafió tradiciones, renovó el lenguaje de la Iglesia y defendió incansablemente a los pobres, a los migrantes y al medio ambiente. Las últimas fotos del Papa Francisco ya circulan con pie de página que lo inmortalizan: “Siervo de los siervos de Dios hasta el final”.
Su muerte marca el fin de una era para el catolicismo, pero sus gestos finales —capturados con sencillez y profundidad— quedarán grabados como un testimonio visual de su humildad, su humanidad y su fe inquebrantable.
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