Lo que calla el comercio tradicional del Poblado en Medellín

En el corazón de El Poblado, Medellín, un silencio incómodo se cierne sobre el comercio tradicional que, por más de una década, ha sido la columna vertebral de la zona. Restaurantes y cafeterías, que alguna vez sirvieron como íconos de la ciudad, ahora enfrentan una realidad marcada por una transformación abrupta.

Compartir

Desde hace dos años, la afluencia turística ha experimentado un crecimiento exponencial, convirtiendo a Medellín en un atractivo destino. Sin embargo, tras este boom, se esconde una problemática que afecta a los negocios locales, los residentes y la identidad misma del Poblado.

El turismo, impulsado por una moneda devaluada, ha llevado consigo no solo beneficios económicos, sino también una serie de males: prostitución, drogas, trata de menores y una lista de ilegalidades que desafían las autoridades y generan una presión económica y social perjudicial.

Este fenómeno ha afectado especialmente a los restaurantes y cafeterías, que han visto cómo las familias tradicionales evitan sus establecimientos. El aumento de la actividad ilícita en las calles ha llevado a que estos lugares, una vez elegantes y respetados, sean considerados ahora como aburridos y poco seguros por algunos.

Las cifras hablan por sí solas de unos pocos transeúntes en 2021 a cientos en 2023. El turismo ha pasado de ser una oportunidad a una carga para muchos comercios. Este cambio repentino ha llevado a la quiebra de algunos y al traslado de otros hacia zonas menos afectadas.

Los problemas van más allá de los comercios, alcanzando a los residentes que, al ser expulsados por los altos costos de vivienda, se enfrentan a la difícil tarea de encontrar nuevos lugares accesibles.

La expropiación económica, aunque impulsada por la lógica del libre mercado, plantea preguntas sobre la sostenibilidad y la salud de la economía. Las viviendas son desplazadas por hoteles y desarrollos turísticos, priorizando el beneficio a corto plazo sobre la estabilidad a largo plazo.

Es innegable que Medellín está experimentando una transformación, pero la pregunta que queda en el aire es ¿A qué costo? El atractivo turístico se ha vuelto un desafío, y las autoridades parecen distantes en la lucha contra los problemas que aquejan a la ciudad.

Le puede interesar:  La salud sí debe ser un negocio

El futuro del Poblado está en juego, y las decisiones que se tomen ahora definirán la dirección que tomará esta parte de la ciudad. Este editorial busca poner sobre la mesa las preocupaciones de los habitantes, comerciantes y residentes, quienes, en muchos casos, ven su forma de vida amenazada por una realidad que se escapa de su control.

La situación exige un diálogo abierto entre las autoridades, los comerciantes y la comunidad. Medellín se encuentra en un momento crucial de su historia, y la solución requerirá no solo medidas económicas, sino también una comprensión profunda de los valores que definen la identidad de la ciudad y sus habitantes.

Lea también: La politiquería contaminó la administración pública en Colombia

Última hora

Le puede interesar

[mc4wp_form id=»74432″]