Los 100 días del Gobierno Duque

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EDITORIAL

Así algunos demeriten la importancia de este lapso y crean que es prematuro, en la mayoría de las democracias serias de todo el planeta tierra, se evalúa en un periodo de 100 días cómo inicia el Gobierno, qué lineamientos a plantado, además de analizar cómo ha sido su eficiencia y gobernabilidad. 


Iván Duque representó el regreso del Uribismo al poder, y más que eso, la derrota de una izquierda que, aunque obtuvo 8 millones de votos y no le alcanzó para montarse a la presidencia, demostró ser una tendencia creciente que ha recogido miles de adeptos a lo largo y ancho del país.

Duque es de un talante conciliador, es de origen Liberal y quizás eso lo desconocían muchas de las personas que votaron por él y eran fervientes militantes del Uribismo y del Centro Democrático.

El actual mandatario colombiano pasó por distintos lugares de trabajo gubernamentales gracias al apoyo del expresidente Juan Manuel Santos en su momento, al de Álvaro Uribe Vélez y al de Luis Alberto Moreno, quienes han sido sus tres principales mentores, así Santos hoy esté más alejado de él, según Duque.

Sin lugar a dudas, Iván Duque encontró un país con dificultades financieras, un tamaño del Estado absurdamente grande; llegó a la presidencia de un país con un caos en temas de seguridad ciudadana, un proceso de paz que aunque se firmó su implementación, aún no se ha cumplido ni un 30% de la pactado; gobierna un país que mantiene un peligro latente en las relaciones con Venezuela y en el que obviamente, aún el Congreso no tiene unas mayorías definidas.

Duque decidió gobernar sin la famosa “mermelada”, un término que ha caracterizado las relaciones entre Gobierno y poder legislativo. Para algunos sectores de la opinión pública, trabajar con el Congreso no es ilegal, mientras que para otros tiene que existir una independencia totalmente fehaciente. Claro está, no se puede desconocer que también es muy real que se pueden dar métodos de “extorsión”, hasta en ejecutivos, si estos no cumplen con algunas prebendas para que luego le aprueben algunos proyectos.

Acá Duque no ha convencido en primer lugar con su gabinete, el cual es “tibio” en buena parte. Un ejemplo de esto es el de Nancy Patricia Gutiérrez, una ministra del Interior completamente ligera, sin peso, que no tiene credibilidad, fuerza y mucho menos un buen relacionamiento con las bancadas. A tal punto, que Jaime Amín, alto consejero para la Política, ha tenido que suplirla en muchas ocasiones cuando le quedan totalmente grandes las funciones que le han delegado.

Vale la pena recordar que Amín fue el que logró que el Partido de la U se declarara partido de coalición de Gobierno y no en oposición.

Asimismo, tenemos el caso de Gloria María Borrero, ministra de Justicia y quien tiene fuerte resistencia entre varios sectores jurídicos del país. Sus ideas no han sido claras y distan mucho de los planteamientos del Centro Democrático y de lo que Duque dijo en campaña. Como si fuera poco, Borrero sacó recientemente una reforma a la Justicia, por cierto, muy ligera, sin modificaciones sustanciales y que claramente va a ser hundida.

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Y así como estos dos casos, podríamos quedarnos escribiendo páginas enteras sobre otros ministros que no se entiende cómo están ahí, en especial por sus opiniones controvertidas del pasado en contra del Centro Democrático y del senador Uribe, que es más que conocido por ser la insignia de esta colectividad. Dejando a un lado el tema político, los ministros del presidente Duque se han caracterizado por no tener la suficiente capacidad de sacar adelante una agenda del Gobierno.

Por los lados del Ministerio de Defensa no se ha sentido un gran cambio y la verdad se sigue viendo el mismo talante de Luis Carlos Villegas. La inseguridad ciudadana crece, el rearmamento de las Farc es un hecho; el Eln sigue quemando buses y volando oleoductos por todo el país, y las protestas se han salido por completo de cualquier legalidad. Para el ejemplo lo sucedido en Bogotá y Popayán la semana pasada.

Sin embargo, no todo es malo, pues dentro de ese gabinete se destacan MinComercio, MinCultura, MinAmbiente y MinTIC, quien actualmente está librando una dura batalla para sacar adelante el proyecto de modernización del sector, pero este puede ser uno de los blancos de la mala relación entre el Congreso y el poder Ejecutivo.

Aunque Iván Duque ha intentado conciliar, sacar plata de donde no lo hay, como pasó con los estudiantes y que para muchos fue una manera de “medirle el aceite”, en estos tres meses del Gobierno Duque ha faltado determinación, carácter, y el decir las cosas cuando se tienen que decir.

Ernesto Macías, al que tanto tildan de bachiller, ha sido el único que ha salido con palabras claras, con unas ideas (aunque radícales y disruptivas), valiosas en una democracia. Para muchos es el que tiene la postura que debería tener el Gobierno. Incluso, se atrevió a mencionar y abrir la posibilidad de hacer una Asamblea Nacional Constituyente.

Cabe recordar que, si un presidente considera que el Congreso no quiere trabajar por falta de prebendas, pues está en todo su derecho de activar los mecanismos y de como la Constitución lo plantea, puede hacer un andamiaje que le convoque una constituyente.

Finalmente, ¿Qué decir de la reforma tributaria o la supuesta Ley de Financiamiento? El presidente Duque habló de economía naranja, de no castigar a los empresarios, así como de ayudar al pequeño y mediano empresario, pero todo lo que se ha visto hasta hoy ha sido lo contrario.

Habla de gravar toda la canasta básica familiar es un error de gran calado y fehaciente. Tal vez los colombianos podemos aceptar con mayor facilidad, que se graven ciertos productos con tarifas diferenciales, pero no parece un chiste que se pretenda gravar con un mismo porcentaje un queso azul y un huevo.

Es válido que puedan existir unas tarifas del 3% o del 5% para una gran cantidad de productos que hacen parte de canasta básica familiar, porque la canasta no solo la consumen personas marginales, ¡Todos los colombianos la consumimos!

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Igualmente, otros productos de mayor envergadura y que son consumidos por personas de mayor poder adquisitivo, como algunos vinos, quesos, jamones importados, pues que tengan tarifas, pero no del 17% o del 18%, sino del 10% o del 12%.

No se puede atacar al mercado, no se puede atacar a la inversión y no se puede atacar al consumidor. En un país en el que las personas en pleno 2018 aún se mueren de hambre, es una burla que quieran ponerle IVA a toda la comida.

Además, es muy grave que en esta Ley de Financiamiento se plantee un artículo de mega inversión en donde las empresas más grandes del país van a tener una renta al 27% y otra larga lista de beneficios, lo cual indica que este Gobierno solo está favoreciendo a las grandes empresas y no a las PyMEs, algo que va en contra de lo que prometió en campaña.

Es inconcebible que el presidente Duque no plantee una tarifa diferencial de impuestos a la renta para las PyMEs y grandes empresas. Es injustificable, desde todo punto de vista, que una empresa que factura 800 millones de pesos al año tenga que pagar lo mismo en impuestos de renta que una empresa que factura miles y miles y miles de millones de pesos. ¡En eso está pifiándose y equivocándose de cabo a rabo el presidente Duque! Así lo están viendo todos los empresarios que están abajo y en la mitad.

Si el presidente no toca a esos sectores que son intocables en esta Ley de Financiamiento, como por ejemplo el sector de las motocicletas, el cual se ha beneficiado por años a través del “Lobby político” de dos empresarios paisas, así como el no recoger dinero en donde lo tienen que recoger, como la declaración de renta que deberían hacer los estratos 2 al 6 (de forma diferencial) y si no se desmontan subsidios tan absurdos como el de la energía al estrato 3, este país no va a avanzar.

Es claro que se está atacando a la clase que crea empleo, que crea empresa, que es productiva y que es la que jalona la economía del país, mientras el Gobierno es feliz manteniendo subsidios a una clase baja absolutamente subsidiada, que no está fungiendo como una clase pudiente y obrera que está sacando adelante a la nación y a las empresas, sino que hoy tenemos paros en absolutamente la mayoría de los sectores, así no sean visibles.

Lo único que está haciendo el gobierno Duque es que haya un incremento sustancial de inconformidad con su administración, por lo que se hace un llamado al Gobierno a ser coherente y a plantear una nueva política, en donde del estrato 2 al estrato 6 tributen diferencialmente, generen una responsabilidad y que todos los sectores, sin excepción alguna, paguen impuestos en Colombia.

 

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