Los delincuentes demostraron que nos tienen bajo su control y que están entre nosotros

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Los delincuentes demostraron que nos tienen bajo su control: Tengo la triste y muy lamentable sensación, muy próxima a verdad absoluta de que nuestro país, y por ende todos los colombianos estamos sometidos al régimen delincuencial, terrorista y claramente ilegal de todos los bandidos que hay en cada kilometro del territorio nacional.


Por: Andrés Felipe Gaviria Cano

Para muchos, Colombia es un país que ha tenido diezmado al terrorismo en comparación a lo que vivimos antes del 2003 y claramente en las épocas del narcotráfico, pero mucho se ha advertido en distintos pasajes de estos 20 años de que no se ha reducido el número de narcotraficantes y mucho menos se ha reducido el número de droga que nosotros enviamos al exterior, todo lo contrario, lo que ha pasado es que de 3 y 4 cabezas pasaron a ser 25, 30, 50 cabezas de delincuentes compitiendo entre ellos para ver quien envía más y mejor droga, o más rápido hacia EE.UU, Europa y Asia. 

Claramente, a través de los centros operacionales, por ejemplo, en Centroamérica, y por ello, esa teoría de que se le corta la cabeza a una organización suele ser peor. pues nacen tres o cuatro líderes que se matan entre ellos y arman absolutas guerras que traen zozobra e inseguridad, miedo, a las poblaciones más recóndita del país cada vez se comprueba más, y hay demasiado debates que se abren por esta situación, unos en donde hay tanta tela por cortar, que no sería suficiente ni una, ni dos, ni tres columnas. 

Primero: el debate sobre la legalización de las drogas -debo admitir que al escribir esta columna sigo sin tener una posición totalmente definida respecto a la legalización de drogas, distintas a la de la marihuana, con la que estoy de acuerdo que se debe legalizar-, pero a Colombia le ha costado mucha sangre, muchas lágrimas, mucho dolor, demasiados dolores  han dejado estas batallas contra las drogas; ha tenido unos avances, que ha tenido algunas victorias, pero que las guerras absolutamente las estamos perdiendo porque no tenemos como combatirlas. 

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Hay policías que se ganan 2 millones de pesos y les ofrecen 500 millones por dejar pasar una droga, y si no le matan a su familia y luego a él, ¿Cómo combatir eso?, ¿Cómo decirle a muchos colombianos que dejen de ganar 300, 500 o 1.000 millones al mes para que vayan a ganarse un mínimo. -Podríamos entrar a debates éticos y morales, los cuales son muy importantes- sin embargo, debemos hablar con pragmatismo, y es que la mayoría de colombianos tienen una serie de inclinaciones por el dinero fácil bastante considerable.

Ahora, lo que tenemos que ver como sociedad, y ahora que estamos en elecciones, poner la cartas sobre la mesa y entender que es lo que sucede pero plantear soluciones profundas y de largo aliento. 

Cuando digo que los delincuentes están entre nosotros, es algo que yo, y que muchas personas a quien conozco, hemos venido viendo, en ciudades como Medellín, como Cali, en la costa, Pereira, etc. Nosotros nos podemos sentar perfectamente al lado de un narcotraficante, de un lavador de dinero, lavaperros, todos los días, en restaurantes, en peluquerías, en una clínica, ser vecinos en un edificio. 

Nosotros convivimos con el narcotráfico. En Medellín hay cerca de 6 u 8 lugares que uno sabe que son sitios especiales para reuniones de estos delincuentes, y uno los ve, sabe quienes son, ve sus carros, la policía pasa por su lado, uno conoce las discotecas que ellos frecuentas y acá no pasa nada, lastimosamente. 

Nos acostumbramos ya a que esta ralea campee entre nosotros; es fáciles distinguir sus mujeres, es fácil distinguir su modus operandi, su comportamiento, y esos mismos con los que nos sentamos son los que son culpables del paro armado, que medio país ha estado viviendo, nada más en las últimas horas veía con asombro como en San Pedro de los Milagros, un municipio hermoso, del norte de Antioquia, a solo 40 minutos de Medellín estaba siendo asediado por ataques terroristas en todo el casco urbano de este municipio. 

Eso es algo que no se veía hace 20 años, y eso demuestras como estas estructuras delincuenciales han penetrado más allá de lo rural, y están en las ciudades operando tranquilamente, pero no hay como combatirlas. 

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Hay salidas, unas que pueden ser fracasadas, otras que pueden ser exitosas, otras que se deberían probar para ver que consecuencias podría traer, pero declarar otra guerra total, más pesada, más fuerte a esas estructuras, trae como consecuencia más conflicto, más muertes, más amenazas, más extorsión, más secuestro, más terrorismo. 

Está comprobado que lo único que acabaría con esta estructura es, claramente, legalizar la droga, pero reafirmo, es una posición la cual no tengo definida al 100% porque si algo es cierto es que este gobierno no ha sido el gobierno de las seguridad que nos prometieron. 

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El gobierno Duque ha tenido miles de falencias en ese aspecto de seguridad, y quizá una de las principales falencias fue haber tenido un ministro de defensa como Guillermo Botero, un tiempo prolongado, este señor, que era incapaz de asumir ese cargo y que además desmoralizó a nuestra fuerza pública y además permitió que en ese tiempo crecieran todas esas estructuras criminales. 

Para concluir quisiera saludar de manera afectuosa a las personas que fueron victimas por cuenta de todo el terror que sembraron estos delincuentes en los últimos días en gran parte del territorio nacional. Ojalá que vengan mejores tiempos para Colombia, ojalá que tengamos una justicia menos cooperante, menos colaborativa con los delincuentes. 

Ojalá llegue un presidente que haga cárceles, ojalá llegue un presidente que haga una reforma a la justicia, ojalá que Colombia pueda tener tranquilidad un día en la vida, porque lo único cierto es que el narcotráfico ha sido ese gran cáncer que ha hecho metástasis en la sociedad y nos tiene enfermos, que nos tiene infiltrados y que están en cada una de las regiones de nuestro territorio y que el Estado ha sido incapaz de combatir. 

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