El suceso donde un ciudadano dispara contra dos limpiavidrios en la calle 33 de Medellín, es solamente una de las consecuencias de un problema que ha envejecido mal y del cual se ha advertido hace muchos años, pero que nadie ha atendido
Los limpiavidrios o para otros ‘ensuciavidrios’ siempre han existido en las principales ciudades del país. Con la migración venezolana, esta ola que ha sido cada vez más grande y consistente, en los últimos tres años se fueron copando los últimos semáforos que aún quedaban disponibles en las ciudades. Inclusive, desde hace un tiempo se venía advirtiendo que los semáforos eran controlados por bandas criminales que los arrendaban y que también acosaban a las personas con intimidaciones a su integridad cuando no hacían parte de estos acuerdos.
Cuando llegan los venezolanos, la pandemia, y lo que recrudeció la pandemia en materia social, de inequidad y pobreza; no solamente son los limpiavidrios, los indígenas con niños, sino toda clase de vendedores ambulantes o personas que simplemente están en las calles pidiendo algún tipo de dinero; los que han creado un ambiente mucho más tenso en las calles de Cali, Bogotá, Medellín y Cartagena.
Para no caer en la trampa de generalizar, y de acusar a todos de comportamientos criminales; hay que puntualizar en que varios de ellos piden el permiso o simplemente hacen alguna seña que les autorice limpiar el vidrio, el panorámico como tal y si se les dice que no, lo respetan, y siguen y piden una moneda, pero luego de ello no pasa nada.
Sin embargo, en el extremo totalmente contrario, están los que asaltan por detrás, que limpian el vidrio sin decir nada, sin pedir ningún tipo de autorización y ponen en un aprieto al conductor, o lo que como en Medellín, en la Avenida El Poblado o en la Calle 33; desde 2 metros atrás tiran agua jabonosa contra el vidrio, por lo que el conductor tiene que ceder abruptamente ante sus pretensiones porque sino se va a llevar como ya ha pasado y ha quedado registrado en Medellín, daños a su carro; una patada, un manotazo o algún tipo de golpe en las latas del vehículo), que lo insulten; así como le pasa a muchas mujeres, ya que hay un abuso sistemático y comprobado por parte de estas personas contra muchas mujeres que van solas en sus carros, las personas en general son susceptibles a agresiones físicas o verbales.
Es el caso que ocurrió hace unas semanas donde uno de ellos sacó un cuchillo para atacar a un conductor, el cual respondió con balazos; dejando como resultado un muerto y un herido. Justamente ese mismo día en Bucaramanga, se reportaba en un video, de un episodio exactamente igual, solo que en este caso el conductor no tenía ningún arma para defenderse, mientras que los delincuentes amedrentaban a una señora con cuchillos largos debido a que no aceptó a que se le prestara el servicio de ‘limpiavidrios’.
De manera que, es una pesadilla lo que ha venido sucediendo en las principales ciudades del país. Es un problema que no está siendo atendido ni por las administraciones, ni por la Fuerza Pública y amenaza constantemente con terminar en desenlaces, muchísimo más preocupantes para la seguridad de los ciudadanos y su integridad.
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