Los rankings de los medios de comunicación

Las empresas que insisten una y otra vez en su supuesto liderazgo suelen hacerlo desde la inseguridad. En el periodismo, el reconocimiento no se impone: se construye con rigor, coherencia y credibilidad.

Compartir

Hoy en día, con la facilidad de las redes sociales, es muy común ver nuevos y nuevos rankings de medios de comunicación; rankings que muestran cantidad de vistas, usuarios, seguidores y demás métricas que hacen parte del ecosistema digital.

Sin embargo, comienza a salirse de las manos cuando no existe un real controlador de esta información y mucho menos organismos que verifiquen la veracidad en las cifras de estas publicaciones.

En la industria de los medios de comunicación, la competencia es natural. No solo es parte del ecosistema, sino que también puede ser un motor de innovación, rigor y calidad. Sin embargo, en Colombia —y es necesario decirlo con franqueza— esa competencia, en algunos sectores, se ha desviado hacia una lógica tóxica, anticompañerista y profundamente antiética.

Entendemos que este oficio despierta celos, egos y rivalidades. Es un medio exigente, muchas veces ingrato, y donde el reconocimiento suele ser esquivo. Pero lo que resulta inaceptable es la proliferación de medios o «rankings» que, más allá de aportar a una sana medición de audiencias o impactos, se han convertido en instrumentos de desprestigio entre colegas.

Hay quienes publican cifras sin sustento, listas que carecen de metodología, rankings que ignoran realidades internas, métricas técnicas y criterios periodísticos básicos. Incluso, en los países con industrias mediáticas más maduras y desarrolladas, donde la competencia es aún más feroz, se cuida el respeto entre medios, no porque no compitan, sino porque entienden que destruir al otro no los hace más fuertes.

Llama la atención cómo algunos actores del gremio insisten en hablar mal de sus competidores con una obsesión que raya en lo patológico. Publican documentos con datos falsos, tergiversados, sin contexto. ¿Con qué fin? Vender su verdad a medias, mientras intentan convencer al mercado de que son los únicos, los más grandes, los más relevantes.

Le puede interesar:  Es necesario ser implacable con los grupos al margen de la ley

Pero seamos sinceros: cuando alguien necesita repetir constantemente que es el mejor, probablemente no lo es. Y cuando una empresa necesita insistir en que tiene el liderazgo absoluto, suele ser porque no lo tiene. A veces, la ansiedad por demostrar supremacía no es más que el reflejo de una profunda inseguridad institucional.

Desde esta redacción creemos en la competencia, pero en una que edifica, no en la que destruye. Abogamos por el respeto mutuo, por el reconocimiento del trabajo ajeno, por la colaboración cuando se necesita, y por la convicción de que en este país hay audiencia para todos, pauta para todos y espacio para distintos estilos de periodismo.

Los verdaderos enemigos de los medios hoy no son sus competidores: son la desinformación, la polarización, la pérdida de confianza ciudadana y la falta de sostenibilidad económica. Quien cree que eliminando a otros medios va a vender más publicidad o a lograr mayor influencia, no solo se equivoca: se exhibe.

En definitiva, el gremio no necesita más rankings vacíos ni más egos inflados. Necesita más ética, más rigor y más responsabilidad con la palabra. Porque en este oficio, al final del día, lo único que queda es la credibilidad.

Lea también: Petro reacciona tras hundirse la Consulta Popular: «la hundieron con fraude»

Última hora

Te recomendamos

Le puede interesar