Medellín es una ciudad maravillosa que se ha sido residente, responsable y capaz de sortear los más grandes retos. Por eso estoy convencido que no se puede detener.
Nací y crecí en Medellín, donde estudié mi colegio y mi universidad. Ha sido una gran experiencia en mi vida el poder conocer las dinámicas de esta ciudad en los múltiples sectores económicos, que generan bienestar a tantas familias y conocer historias de emprendimientos maravillosos que incitan a los pensamientos más positivos y esperanzadores, que son tan necesarios en tiempos complejos.
Medellín ha tenido que verse la cara con retos muy grandes en materia de inequidad, seguridad, de todo tipo de violencias, y aún así esta ciudad ha sido capaz de levantarse con la cabeza siempre en alto y con más ganas para demostrar que es una tierra bendecida llena de gente excepcional.
Por todo esto y más, por las conversaciones que tengo con empresarios de todos los tamaños, líderes gremiales, periodistas y ciudadanos de cualquier tipo, creo que esta ciudad merece siempre lo mejor y nunca conformarse por lo mediocre, lo aceptable y lo mínimamente razonable.
Este pueblo ha soñado en grande cuando le han dicho que no es posible lograrlo. Además, ha convertido cada debilidad en una oportunidad para sanar, unir y volver a tejer.
Creo firmemente que en este proceso electoral que está próximo en iniciar, la ciudad tiene como prioridad la necesidad de volver a embarcarse en nuevos proyectos que le sigan cambiando la cara a Medellín, que siga transformando positivamente la cara de las personas y que haga todo lo que sea posible por garantizar que los ciudadanos vayan a la cama con las tres comidas.
De igual manera, que tengamos niveles de educación en los colegios públicos, que nuestra infraestructura se rehabilite, recupere y se construya nueva para vehículos, bicicletas, peatones; que por fin podamos invertir en tecnología, inteligencia, prevención y en nuestra gente. Así mismo, en nuestros líderes que entienden que en esta tierra hay miles de oportunidad que se pueden explotar.
Mi invitación a todos los medellinenses y a quien no lo sean y han encontrado en esta ciudad un hogar para soñar, creer, vivir con su familia, construir, retirarse, crear negocios, es a que siempre demos, exijamos y esperemos más; y estemos comprometidos con todas las convicciones y la confianza con la construcción colectiva de una ciudad que lidere la transformación de un país.
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