¿Qué se construye en la montaña oriental? La obra que llama la atención en Medellín

Su visibilidad en la montaña oriental ha encendido las alarmas ciudadanas sobre el crecimiento urbano en las laderas, un tema que desde hace años genera preocupación por sus impactos ambientales y territoriales.

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En las últimas semanas, desde distintos puntos de Medellín, muchos ciudadanos han observado una edificación que se levanta sobre la montaña oriental y que, a simple vista, parece estar ubicada en el filo de la ladera. Las imágenes compartidas en redes sociales han generado todo tipo de comentarios y preguntas: ¿cómo es posible construir en semejante punto?, ¿se trata de una obra legal?, ¿está dentro de los límites urbanos permitidos?

La construcción corresponde al proyecto Cuantum, un complejo de oficinas flexibles que hace parte del desarrollo urbanístico en la zona del Alto de las Palmas, específicamente dentro del sector conocido como Manantiales, en jurisdicción de Envigado. Aunque por la perspectiva desde Medellín da la impresión de estar en la cima de la montaña, en realidad se ubica en una zona relativamente plana, diseñada para proyectos inmobiliarios que cuentan con licencia.

Obra en el Valle de Aburrá despierta inquietudes sobre la expansión urbana en las montañas de Medellín

El revuelo ciudadano no es menor. Medellín y su área metropolitana han sufrido durante años un crecimiento desbordado en las laderas, con construcciones que han puesto en riesgo la sostenibilidad ambiental y urbanística. De hecho, propuestas como el Cinturón Verde Metropolitano, impulsado en la administración de Aníbal Gaviria, buscaban precisamente establecer límites claros para contener la expansión hacia las montañas. Sin embargo, la falta de continuidad de esas políticas ha dejado un panorama de urbanización creciente en las zonas altas.

En ese contexto, no sorprende que un proyecto como Cuantum despierte inquietudes: su tamaño y altura lo hacen especialmente visible desde varios barrios de Medellín, generando la sensación de que se trata de una construcción en plena ladera. La realidad, sin embargo, es que forma parte del corredor de desarrollo que conecta el Valle de Aburrá con el Valle de San Nicolás, un territorio que en los últimos años ha experimentado una transformación acelerada con la apertura de vías, centros comerciales, proyectos residenciales y espacios empresariales.

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Medellin 4

La discusión que deja este episodio va más allá de una sola edificación. El debate de fondo es cómo se debe planear la expansión de la ciudad hacia las montañas y qué tan sostenible es continuar permitiendo proyectos de gran envergadura en zonas sensibles del oriente antioqueño.

Por ahora, lo cierto es que la obra que muchos observan desde Medellín no corresponde a una construcción ilegal ni improvisada: se trata de un proyecto aprobado, en jurisdicción de Envigado, que refleja la dinámica urbanística del Alto de las Palmas, donde el límite entre lo urbano y lo rural cada vez se hace más difuso.

Déficit de vivienda en Medellín

Entre enero y noviembre de 2024, Medellín apenas logró vender 1.118 viviendas de interés social y prioritario (VIS/VIP), con precios inferiores a los 195 millones de pesos. La cifra contrasta con los resultados de otras ciudades del país: 2.037 unidades en Cartagena, 4.662 en el resto del Área Metropolitana del Valle de Aburrá, 5.338 en Barranquilla, 8.833 en Cali y 18.601 en Bogotá, según datos del sector.

Lo más preocupante es que, al ajustar los números por población, el rezago de Medellín resulta aún más evidente. La ciudad construyó apenas 0,44 viviendas VIS/VIP por cada 1.000 habitantes, mientras que Cartagena edificó cuatro veces más, Bogotá y Cali cinco veces más, y Barranquilla casi siete veces más. La diferencia es abismal y evidencia una dificultad estructural para ampliar la oferta de vivienda asequible en la capital antioqueña.

De acuerdo con expertos, la raíz del problema no se encuentra tanto en la demanda, sino en las barreras que enfrenta la oferta. Entre ellas destacan los requisitos de áreas mínimas para los proyectos, las cargas urbanísticas que en algunos casos resultan excesivas, la ausencia de planes de renovación urbana y una maraña de regulaciones que encarecen o retrasan los desarrollos.

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