Miedo y terror

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La militarización excesiva del centro de Bogotá el 2 de abril, debido a las marchas acontecidas, sumado a otros comportamientos del Gobierno Central, implican un retroceso de las concepciones socialdemócratas que adquirieron los dos primeros partidos tradicionales de Colombia durante el Frente Nacional (1958-1974), pareciéndose más a los métodos del tercer partido tradicional de Colombia (Partido Comunista Colombiano) y sus hijos negados cuando llegan al poder: miedo, mito del enemigo interno, control y censura, criminalización del otro,, entre otras.

 Por: Jhon Jairo Armesto Tren

La escena hoy en el centro de Bogotá en horas de la mañana era menos que típica de una novela o película de distopía orwelliana, bueno, eso en realidad desde el primero de enero, cuando por todas partes existen efectivos de la Policía Metropolitana, obsesionados por pedir cédulas para mirar antecedentes en los mismos puntos de la ciudad, en promedio hasta tres veces por semana para la misma persona –y muchas veces de manera arbitraria seguida con gritos y citas mal hechas de decretos y leyes- cuando se les reclama para qué y con qué normatividad amparan esta actividad. Por otro lado, sin que esto sea un comentario antifemenino, pero la estrategia de colocar mujeres policía para el control del tráfico vehicular y la convivencia en conciertos o algunos portales del sistema Transmilenio, raya entre lo clasista y sexista. Mujeres y hombres honrados, respetuosos y ecuánimes hay en todas partes, y los que son todo lo contrario también. El género, ni ninguna otra característica natural o social vuelve “bueno” o “malo” a alguien. La Administración Distrital actual se equivoca en esta forma de ejercicio de autoridad basado en una FALSA ILUSIÓN DE SEGURIDAD. Mientras tanto, los problemas heredados del Régimen de los Doce Años y de más atrás, continúan, representados en personas que no permiten el crecimiento y mejoramiento de los servicios que la ciudad debe preservar para todos. Solo para puntualizar el ejemplo, el caso de las actuales elecciones de estudiantes al Consejo Superior de la Universidad Distrital Francisco José de Caldas –universidad pública de Bogotá-, en la cual, soy impugnante, es prueba de ello.

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El Gobierno Central, ha tomado decisiones de medios y de actos a través del poder de los ministerios, errados en su objetivo de desvirtuar las marchas celebradas en su contra, auspiciadas y alentadas por una colectividad política en concreto, pero finalmente endosadas por ciudadanos con o sin filiación política cansados de una crisis general nacional económica, social, energética y moral, donde no hay peor ciego que el que no quiere ver. Esto coincide con los hechos delincuenciales de las tomas de regiones del país por parte del grupo delincuencial denominado “Clan Usuga”, antes “urabeños” –deberíamos llamarlos LOS INNOMBRABLES, para evitar problemas-, que han llegado hasta el área urbana de la ciudad de Medellín, usando el terrorismo clásico de las guerrillas comunistas y el narcotráfico: quema de buses, boleteo, amenazas de muerte, asesinato pagado de policías, paros armados…y la llegada de la temporada de lluvias en el interior y sur del país, cuando se estaba hablando de racionamiento, y hoy hubo a puerta cerrada en Palacio de Nariño –en un cerco militar, policial y de inteligencia que no se veía en la ciudad desde la visita de George W. Bush en 2004-, con los miembros de la Comisión Reguladora de Energía CREC y los gremios y empresas generadoras eléctricas, para decidir si había o no racionamiento en Colombia.

El autoritarismo y los modelos faraónicos de poder, son un error en sí mismos en el sistema republicano, que posee en su esencia y los controles ciudadanos que derivan de las evoluciones de la concepción y globalidad del Estado-Nación. Las medidas represivas, casi siempre desde el punto de vista psicológico, revelan desconocimiento de la forma correcta o un apego al poder por simplemente el “gusto de mandar”.

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Con incertidumbre, difícilmente se logra un clima de paz, y mucho menos de buena gestión de gobierno. Error común de las administraciones Central y Distrital, y  la primera en  casi seis años de gobierno, ha dejado muchas cosas pendientes en cuanto a las necesidades vitales del desarrollo social colombiano; la alcaldía de Peñalosa,   no se sabe si por acuerdos previos o por falla de los asesores esnobistas, da un aire de no estar posicionada todavía.

La primera paz que debe firmarse es la del pueblo con el Gobierno, así habrá un verdadero clima de normalidad.

PD: Este viernes próximo viernes y lunes, cubrimiento especial a través de esta columna y el blog, y otras herramientas nuevas virtuales, para ustedes mis lectores de 360 RADIO, la Feria de Subsidios y Vivienda Popular de Bogotá,  con apoyo del Ministerio de Vivienda y la Alcaldía Mayor, después de 4 años los ciudadanos de la capital podrán aspirar a una casa propia.

@armesto1989

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