Modelo de pago por resultados: el sistema de Forte que revoluciona la empleabilidad en la región

Forte impulsa en América Latina un modelo de pago por resultados que vincula formación laboral con empleabilidad real, asegurando impacto medible y eficiente uso de recursos públicos y privados.

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Forte no es un producto improvisado ni un simple startup con fines lucrativos. Su origen es académico: fue desarrollado por Nat Ware, un economista australiano, durante su doctorado en la Universidad de Oxford.

Su investigación giró en torno a una pregunta crucial: ¿cómo crear un mecanismo de financiamiento sostenible para programas de formación laboral que beneficien tanto a los gobiernos como a los ciudadanos?

La respuesta fue la creación del modelo FORTE (Financing of Return to Employment), que plantea que los recursos se deben destinar únicamente cuando hay un impacto verificable: empleabilidad, aumento de ingresos, o retorno fiscal al Estado.

Forte y el modelo de pago por resultados: innovación educativa con impacto laboral en América Latina

Tras concluir su tesis, Ware presentó el modelo a gobiernos, fondos de desarrollo e inversores de impacto. Fue así como encontró su primer aliado en Colombia, concretamente en la ciudad de Medellín, donde en colaboración con la administración local se desarrolló el primer piloto en América Latina.

Medellín, del experimento académico a un caso de éxito real: En el piloto ejecutado en Medellín, Forte trabajó con 250 personas en situación de vulnerabilidad, en su mayoría de los estratos uno y dos. A través de una red de instituciones aliadas, estas personas recibieron formación en habilidades tecnológicas adaptadas al mercado laboral actual.

Los resultados fueron extraordinarios:

  • Más del 85% completó la formación,
  • Y cerca del 75% logró emplearse formalmente,
  • Con un salario promedio superior a los 4 millones de pesos mensuales.

Este impacto no solo mejoró las condiciones de vida de los participantes, sino que también representó un retorno directo al Estado, ya que estas personas pasaron de ser receptores de subsidios a contribuir con impuestos, dinamizar el consumo y fortalecer el tejido productivo.

“El impacto fue tan grande que generó un efecto multiplicador. Ahora hay interés de replicarlo en otras ciudades del país”, explicó Sergio Claux.

Forte y el modelo de pago por resultados: innovación educativa con impacto laboral en América Latina

Qué es el modelo de pago por resultados y por qué está ganando terreno: El modelo de pago por resultados no es exclusivo del sector educativo. Se ha aplicado en salud, desarrollo urbano y proyectos de inclusión social.

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Sin embargo, su aplicación a la formación laboral ha sido particularmente efectiva, ya que responde a una necesidad urgente del siglo XXI: empleabilidad inmediata y sostenible.

En este modelo, intervienen tres actores:

  • Un pagador (que puede ser un gobierno, fundación o empresa),
  • Un ejecutor (como Forte y sus aliados formativos),
  • Y un verificador externo, que audita y certifica si los resultados se cumplieron.

Solo cuando estos resultados (empleo, ingresos, retorno fiscal, etc.) son verificados, se ejecutan los recursos comprometidos.

“Esto garantiza transparencia, eficiencia y uso responsable del dinero, especialmente cuando se trata de recursos públicos”, afirma Claux.

Brechas laborales y desafíos educativos en América Latina: El contexto latinoamericano presenta una paradoja: las empresas no encuentran talento calificado, mientras que millones de jóvenes están desempleados o subempleados. A esto se suma un sistema educativo tradicional que no logra adaptarse con la velocidad que exige el mercado.

“La educación superior en muchos países sigue anclada a modelos del siglo XX. Carreras de cinco años, estructuras rígidas, contenidos desactualizados. Mientras tanto, el mundo laboral pide habilidades inmediatas, adaptabilidad y pensamiento digital”, explica Claux.

Frente a esta realidad, Forte impulsa una alternativa: formaciones cortas, de alta calidad y con conexión directa al mercado laboral. Se trata de programas que duran entre tres y seis meses, enfocados en sectores como tecnologías de la información, logística, energías renovables, manufactura avanzada y salud digital.

Formación en regiones periféricas y alianzas público-privadas: Uno de los aportes más valiosos de Forte ha sido su capacidad de intervenir en territorios excluidos del desarrollo tradicional. En varias regiones de Colombia y Panamá, por ejemplo, la plataforma ha trabajado con empresas interesadas en expandirse, pero que no encuentran talento capacitado.

“El problema no es solo formar gente, es construir un ecosistema. Hay que articular a la empresa, al gobierno local y a la comunidad. Diseñamos rutas formativas según la vocación del territorio y las oportunidades reales de empleo”, explica Claux.

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En esas zonas, Forte ha implementado procesos que consideran variables como acceso a tecnología, necesidades de infraestructura, idiomas, barreras socioeconómicas y hasta temas culturales.

Qué estudiar hoy: Consultado sobre las áreas de conocimiento más relevantes para quienes buscan empleo hoy, Claux es claro:

  1. Habilidades blandas (power skills): comunicación, liderazgo, adaptabilidad, trabajo en equipo.
  2. Mentalidad digital: capacidad de usar herramientas de IA, integrar software, aprender lenguajes de programación.
  3. Alfabetización de datos: entender cómo funcionan los sistemas digitales, interpretar información, tomar decisiones con base en datos.

“No todos deben ser desarrolladores. Lo importante es saber qué te gusta, en qué eres bueno, y cómo eso se puede traducir en valor para una empresa u organización”, afirma.

Casos internacionales: Forte también ha logrado implementar su modelo en economías avanzadas.

En Estados Unidos, por ejemplo, colabora con los departamentos de empleo de varios estados, donde se establecen fondos rotatorios: una vez que las personas capacitadas se emplean y comienzan a pagar impuestos, parte de ese dinero regresa al fondo original.

“Es un modelo autosostenible. Lo que se invierte se multiplica en el tiempo y se vuelve a usar para nuevas cohortes”, explica Claux.

Qué tan rápido se puede implementar este modelo: Uno de los retos de trabajar con gobiernos es la burocracia y los tiempos legales. Según Claux, un proyecto de Forte puede estar operando en tres a cinco meses, dependiendo de las regulaciones locales.

Los resultados, por su parte, suelen medirse entre los 8 y 18 meses posteriores a la implementación, según el tipo de formación y el mercado laboral.

Forte también realiza seguimiento por dos años a cada persona beneficiaria, lo que permite medir impacto a largo plazo y ajustar el modelo a nuevos contextos.

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