De acuerdo con el último reporte que la Registraduría le compartió a 360 Radio, en estos momentos hay 879 movimientos inscritos para las elecciones y quedan prácticamente tres meses más de registro (29 de junio).
Por: María Alejandra Castillo
El país se está preparando para las elecciones regionales y locales, en las que se elegirán los dignatarios regionales departamentos, municipales y distritales, y llama poderosamente la atención lo que denotó el último Informe de Registro de grupos significativos de ciudadanos y movimientos sociales que sacó en el mes de marzo la Registraduría Nacional del Estado Civil.
Este mismo da cuenta de un incremento sustancial en el número de grupos significativos de ciudadanos, que para claridad de los lectores, son los que promueven candidatos que se inscriben por firmas.
“Aquí en la Registraduría estamos viendo movimiento en el alto número de inscritos de grupos significativos. A la misma fecha de hoy en el año electoral del 2019, el aumento ha sido de más del 500%”, indicó a 360 Radio la Registraduría el sábado 18 de marzo.
No obstante, sobre este porcentaje ya había llamado la atención en días pasados el registrador nacional, Alexander Vega, quien añadió que habrá más candidatos y que la entidad espera que haya más de 150.000 candidatos (120.000 mesas de votación y 1.105 puestos de sufragio nuevos, en comunidades indígenas y afrodescendientes).
Y es que, de acuerdo con el listado compartido a 360 Radio por parte de la Registraduría sobre las elecciones 2023, en estos momentos hay 879 movimientos inscritos. Aunque esta no es una cifra definitiva y es probable que siga aumentando, amerita tener en cuenta que, para las elecciones regionales de 2019, se inscribieron un total de 1.253 grupos significativos de ciudadanos.
Para el encuentro democrático del año 2015 fueron 810 los movimientos que se registraron en Colombia para acceder a algún cargo de elección popular, mientras que para los comicios del 2011, solo se registraron 181 de estos movimientos.
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Los movimientos hace cuatro años
Es claro que desde hace cuatro años, e incluso antes pero no de forma tan evidente, se comenzó a evidenciar el deseo de los candidatos por aspirar a cargos de elecciones populares sin el respaldo de un partido político, al punto que, solo por poner un ejemplo, en los comicios del 2019 a la Alcaldía de Bogotá aspiraron cuatro candidatos, de los cuales solo uno estaba avalado por un partido político:
El de Claudia López, candidata de la Alianza Verde (que tampoco es un partido tradicional como el Liberal o el Conservador). Carlos Fernando Galán se presentó por el movimiento, Bogotá para la Gente que, aunque en su discurso cuando aceptó la curul en el Concejo de Bogotá (permitido por el Estatuto de la Oposición a los candidatos que quedan en segundo lugar) indicó que la intención era convertirlo en un movimiento nacional, a lo largo del cuatrienio dejó ese movimiento e inauguró con su hermano y precandidato presidencial, Juan Manuel Galán, el Nuevo Liberalismo.
El candidato que quedó seleccionado en tercer lugar y que este 2023 volvería a aspirar, Hollman Morris, se presentó en el 2019 por la coalición Colombia Humana-UP-MAIS, que hoy se encuentra todo agrupado en el partido político del presidente Gustavo Petro, el Pacto Histórico.
Y por último estuvo el hoy senador del Centro Democrático, Migue Uribe Turbay, se lanzó con el movimiento, Avancemos, del que poco se supo pasadas las elecciones.
Los movimientos en las elecciones a Bogotá en 2023
En estas elecciones, el precandidato Juan Daniel Oviedo (exidirector del DANE) esta en el proceso de recolección de firmas por el movimiento, “Con toda por Bogotá” y Rodrigo Lara, quien por años fue militante de Cambio Radical, ya le dijo con total claridad a Infobae Colombia que, de hacer campaña por la Alcaldía de Bogotá, no lo hará por ningún partido político tradicional.
“Lo que tengo claro y lo que sí hemos definido con los sectores sociales y cívicos que me han invitado a lanzar una candidatura, es que será un proceso totalmente independiente de los partidos políticos tradicionales”, le dijo a comienzos del mes a este medio de comunicación el exparlamentario Lara.
Una situación similar vive el concejal de la Alianza Verde Martín Rivera, quien también le dijo hace algunos días a Infobae que la oficialización de su candidatura para las elecciones dependerá de dos cosas: que el partido Alianza Vede defina qué mecanismo va a utilizar para tener un precandidato, y sí habrá una consulta con otro sector político, para anunciar oficialmente que quiere hacer parte de ese proceso.
“Y el otro escenario es la reforma política, que ya cursó 4 de los 8 debates correspondientes. Queda hasta el 19 de junio (fin de la legislatura) para que surta su efecto. Eso es diez días antes de que arranque la inscripción de candidaturas. Si pasa la reforma y se aprueba el transfuguismo, yo utilizaría esos diez días para llegar a Compromiso ciudadano, que ha sido mi casa política desde 2009. En ese escenario, anunciaría mi precandidatura desde ese partido.
Esta situación, si bien algunos piensan que debe verse con buenos ojos, en tanto que es una señal de incremento en la participación ciudadana en la política, para otras personas es la muestra fehaciente de la crisis que atraviesan los partidos políticos y por consiguiente la representatividad política.
El aspecto negativo se puede leer desde una perspectiva clara: los partidos ya no representan ningún fenómeno ideológico, político, no defienden una idea clara, no son bandera de nada en las elecciones. Son simplemente agrupaciones que promueven a un candidato que levantará olas como la “santista”, “uribista”, “claudisa” o “duquista”, y que representa diferentes intereses.