Aunque no se eliminó, la Ley de Garantías se debería suprimir por completo

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Anda, como ya es tradición en Colombia, como loritos mojados replicando que se eliminó la Ley de Garantías y que ahora la corrupción campeará por Colombia, esto es entre risible, ingenuo y penoso. No sé cómo calificarlo, pero hace falta verdad y responsabilidad.


Por: Andrés Felipe Gaviria

Personalmente siempre he estado de acuerdo con que se elimine la Ley de Garantías, sin importar el presidente que estuviese, fuese Juan Manuel Santos o Iván Duque, y sin importar el Congreso que legislara; porque creo que en realidad la Ley de Garantías no es nada más que un invento de esos tradicionales colombianos que creen que con una ley se acaba el problema, que con vender el sofá no nace el niño y se acaba la infidelidad.

La Ley de Garantías fue un eufemismo absoluto luego de que se eliminó la reelección presidencial, haberla mantenido fue un gran error. Además, porque su único propósito – cuando se creó en el gobierno de Uribe para darle garantías a la oposición – era simplemente tratando de que el gobierno de turno no tuviera unas herramientas que le facilitara la reelección, herramientas contractuales y burocráticas, pero en el caso de haberlo llevado al escenario regional no pudo haber generado un efecto más nefasto que la parálisis completa de las administraciones en todo el país, por cuenta de que con cada elección, tanto regional como nacional, a los gobernantes se les pausaban todas las facultades de contratación.

Ahora bien, la lucha contra la legalidad, la corrupción y la politiquería debería ser permanente, no solamente en elecciones. Me parece absurdo que en Colombia se quiera dejar toda la responsabilidad sobre una ley, que solo es de carácter restrictivo porque no tiene dientes ni otras fuerzas, como esa arma clave para luchar contra la corrupción. 

Y lo peor es que políticos de todos los bandos irresponsablemente han dicho en las últimas horas que con esto dejan las riendas sueltas y la puerta abierta para que los caciques compren votos, para que los alcaldes y gobernadores hagan política… Eso es un absurdo. Los fenómenos del ‘Ñoño Elías’ y Musa Besaile se dieron con Ley de Garantías por no poner otro tipo de ejemplos. 

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De tal manera que la única modificación que sufrió la Ley de Garantías en las últimas horas, para ser muy claros, es una modificación en el Artículo 125 del proyecto de ley de presupuesto y en el inciso primero del parágrafo del Artículo 38 de la Ley 996 del 2005; eso es lo único que contiene el proyecto recién aprobado y permite que los gobernadores, alcaldes – municipales o distritales -, secretarios, gerentes y directores de entidades descentralizadas del orden municipal, departamental o nacional, dentro de los 4 meses anteriores a elecciones no puedan celebrar convenios interadministrativos para la ejecución de recursos públicos ni participar o destinar recursos públicos de las entidades a su cargo, como tampoco de las que participan como miembros de sus juntas directivas. Esto es frenar la inversión. 

Este parágrafo solo tenía sentido cuando existía la reelección presidencial, cuando esta desaparece, esta ley también debía desaparecer en su totalidad. No es justo que, durante más de un año y medio, porque eso es lo que suma en totalidad los períodos de Ley de Garantías por cuenta de todas las elecciones que tenemos en el país, tanto el Gobierno Nacional, como los gobernadores y los alcaldes estén perjudicados sin poder hacer vías, hospitales, colegios, carreteras y otros tipos de inversiones. 

De manera que prohibir que se mantenga la prohibición de la transferencia de recursos del orden nacional al regional es un disparate. Es absolutamente un disparate. Lo peor es que han intentado engañar a las personas con mentiras, con medias verdades y sobre todo con una falta de sentido común que insulta la razón. 

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