El exgobernador encargado de Córdoba, Benito Osorio confesó ante la JEP los supuestos nexos entre políticos, empresarios, militares y ganaderos con el paramilitarismo.
Por: Redacción 360 Radio
Benito Osorio fue uno de los hombres más poderosos de Córdoba hace 15 años, gracias a su amistad con los hermanos Castaño y Salvatore Mancuso.
Osorio fue secretario de gobierno, presidente del fondo ganadero de Córdoba y gobernador encargado del departamento. Durante dos décadas se hizo amigo de los hermanos Castaño, y fue tanto su acercamiento con los paramilitares, que llegó a ser testaferro de Salvatore Mancuso.
“A mí el presidente Álvaro Uribe me encargó de la gobernación de Córdoba en un periodo donde había algún inconveniente, sin consultarme nada. Yo me doy cuenta cuando me llamó Carlos Holguín Sardi y vi en la página de la presidencia que estaba colgado mi nombre como el gobernador de Córdoba que había encargado el doctor Álvaro Uribe para esa época”, dijo.
Cuando el expresidente lo nombró y según las mismas palabras de Benito Osorio, ya eran de conocimiento público sus relaciones con los jefes paramilitares.
Osorio está condenado a 19 años por la alianza que el fondo ganadero de Córdoba, bajo su dirección, sostuvo la casa Castaño. El objetivo del pacto fue despojar a cientos de campesinos de las mejores tierras de los límites entre el Urabá antioqueño y cordobés, en la región de Tulapas. Usando como intermediaria a sor Teresa Gómez, cuñada de los hermanos Castaño y hoy condenada por homicidio, concierto para delinquir y desplazamiento forzado.
Según las declaraciones, la estrategia consistía en que los paramilitares presionaban con sus armas a los campesinos y el fondo ganadero les compraba la tierra a precios irrisorios.
“Es imposible desligar a ese gremio ganadero (Fedegán) de las Autodefensas Unidas de Colombia. Generalmente los comités de los diferentes departamentos tienen o tenían en ese momento apoyo de quienes estaban al frente de los grupos de autodefensas. No se puede de ninguna manea separar a Fedegán de las Autodefensas Unidas de Colombia”, dijo.
De acuerdo con Osorio, los agremiados permitían la presencia de los paramilitares en sus tierras, además, pedían autorización para contratar sus trabajadores. “Cuando comenzamos a trabajar que entramos con 300 hombres, todos nos los mandaban en camiones de la casa Castaño y las personas tenían que pasar el visto bueno de gente de las autodefensas”.