Millones de toneladas de polvo del desierto del Sahara viajan desde África hasta América impulsadas por los vientos cada año. Según algunos expertos, esta nube oscura podría llegar a Bogotá y Medellín, y afectaría la calidad del aire.
Por: Redacción 360 Radio
Más de 1.000 millones de toneladas de partículas procedentes del desierto del Sahara afecta diferentes zonas del caribe americano, este viaje superior a los 8.000 kilómetros inicia en el norte de África y se presenta anualmente entre junio y julio.
Los vientos alisios funcionan como combustible que impulsa el polvo desértico, un fenómeno natural que busca alimentar las platas en el caribe y fertilizar los suelos de la región Amazónica, el lugar más biodiverso del planeta.
La mancha de polvo es visible desde la semana pasada. Diferentes satélites han captado asombrosas imágenes en sitios costeros de Venezuela, Barbados, Trinidad y Tobago, Antigua y Honduras. En los próximos días llegará a México, las costas de Centroamérica y el sudeste de Estados Unidos.
El profesor Luis Belalcázar, de la Universidad Nacional e investigador de Calidad del Aire, afirmó que el polvo podría acercarse a Bogotá y Cali, algo poco frecuente pero que podría ocurrir y afectaría la calidad del aire en ambas ciudades.
Una investigación publicada en el 2018 por la Universidad de Medellín determinó que existe una relación entre las emisiones de polvo del Sahara y un episodio de alta contención que se registró en Bogotá y Medellín a finales del 2014. Se presentó un episodio atípico de alta contaminación que estuvo relacionado con la llegada del polvo del Sahara.
“Los análisis de la densidad másica de columna de polvo confirman que el episodio de alta contaminación se debió a una instrucción atípica de polvo del Sahara en el aire ambiente de Colombia. Esa intrusión cubrió 95% del territorio nacional, siendo la región Caribe la más afectada”.
Esta es la primera vez que se registra presencia de polvo africano en el aire ambiente de grandes ciudades colombianas, por lo que Belalcázar, Felipe Méndez y Laura Pinto, quienes elaboraron el documento – estos dos últimos expertos de la Universidad de los Andes – explicaron que se debe continuar con el monitorio y análisis de este tipo de eventos.