Ojo al mercado aéreo colombiano

Son millones las quejas de los colombianos que se acumulan en contra de algunas aerolíneas que vale la pena empezar a ponerles lupa.

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Esta columna se separa completamente de análisis de servicio de puntualidad o de calidad de las aerolíneas en Colombia como ya lo he dicho anteriormente. Considero que en esos términos LATAM terminó desplazando y dando un golpe en la mesa ante la inhumanidad con la cual Avianca tratado a sus pasajeros y creo que el mercado poco a poco se lo está reconociendo.

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Respecto a lo que nos concierne en esta columna de hoy, veo con preocupación que no son aisladas las muchas denuncias que las personas han realizado respecto al alto costo de los tiquetes aéreos en Colombia. Claro, ya entendemos que pagamos prácticamente un tiquete de otra persona, un viaje invisible que es el gobierno en impuestos, pero a esto se le suma una precarización en los que ahora se consideran servicios adicionales a la hora de comprar un tiquete, nada más y nada menos. Avianca ha hecho cerca del quinto cambio en menos de dos o tres años en las formas en que venden sus tiquetes: primero empezaron con tallas de ropa, luego las transformaron. Ahora nos llevan a otros nombres, la reducen, las amplían.

Avianca ha tratado de cada vez comportarse no como una aerolínea de bajo costo, sino como una aerolínea de transporte de mercancía, el cual cobra no solamente el milímetro de la persona, de la maleta y del aire que pueda respirar en el avión, sino también de presionar a los viajeros a que tengan que comprar no solamente sus servicios adicionales a unos precios absurdos, sino que ya sus tiquetes en trayectos quizás los más vendidos en Colombia como Bogotá-Medellín, Bogotá-Cali, Bogotá-Cartagena, Bogotá-Barranquilla, Medellín-Cali, Bucaramanga-Bogotá están costando normalmente más de $500,000 y ya con la sorpresa de que un tiquete de $500,000, que es lo suficientemente costoso y todos estamos de acuerdo en eso, ya ese tiquete no traen ni siquiera la posibilidad de llevar una maleta en un avión o que te den un mísero vaso de agua para una pastilla porque te lo estarían cobrando prácticamente en dólares como ya lo hacen con los alimentos.

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Avianca ha incurrido quizás en el mayor maltrato y desprecio al usuario que se haya podido ver en Colombia. Avianca no tiene en su matriz de mercadeo y comunicaciones la concepción de que están vendiendo sueños, que están vendiendo viajes que se han planeado durante mucho tiempo, que están vendiendo viajes para ir a estudiar, viajes de aniversario, de cumpleaños, de reencuentros; ellos no les importa eso. La verdad, a ellos les importa, y lo dirán, es un negocio y lo importante es facturar. Pero a veces, ahora cuando hablamos de capitalismo consciente o de una rentabilidad sostenible, pues qué tan alejados están estas aerolíneas de estos términos.

Yo diría que no están alejados, sino que están completamente desconectados y dejando a un lado el tema de Avianca, que ya es suficiente clara, la situación que acontece con ellos para saber que uno, si quiere evitarse estrés, peleas, angustias y frustraciones, no debería volar con Avianca.

Vamos al meollo del asunto, a la nuez del problema como mi y como a muchos colombianos se nos hace sospechoso que, particularmente dos y en algunas ocasiones tres aerolíneas, están volando a los mismos lugares, a las mismas horas, con las mismas tarifas y nosotros ya hemos visto esta película, sabemos cómo se llama, sabemos cómo termina.

Si las autoridades la revisaran y ojalá la doctora Rusinque revisará esta situación, va no solamente claramente en contra de la libre competencia y de la economía de libre mercado porque, fuera de Colombia, se quedó sin dos aerolíneas que dinamizaron y democratizaron los cielos colombianos. Pues nos quedamos en que ahora, simplemente volar en un trayecto de 30 minutos en Colombia cuesta fácilmente 10 veces más de lo que le puede costar a un americano moverse entre ciudades de Estados Unidos.

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Obviamente, las aerolíneas, no los impuestos, la gasolina, el IVA y sacarán un montón de excusas, pero pero la verdad es que hoy están absolutamente siendo descarados con los precios que están planteando y los precios incluso no fuesen un problema si incluyeran una miserable maleta, pero tampoco la tienen y tampoco tienen, en el caso de Avianca, un vaso con agua. No hay ninguna ley, ni más faltaba, que obligue a una aerolínea a dar agua o que obliga a tratar bien a sus clientes.

Eso sería para muchos increíble que existiera porque pues algunas empresas quisieran tener un buen servicio al cliente, que hay un golpe, pero es cierto que hay un golpe, hay un desmejoramiento del mercado aéreo colombiano que vale la pena que abogados y que autoridades revisen porque estamos absolutamente presenciando un hecho que no es normal y si lo revisan, seguramente sorpresas se pueden encontrar porque por más ganancias se quieran tener, eso no puede ir en contra del usuario, que es lo que está sucediendo el día de hoy.

Por último, ojalá, aunque lo veo muy lejano, en los próximos años ingresarán nuevas aerolíneas a Colombia. Ojalá aerolíneas como Wingo, como JetSmart, sigan fortaleciéndose, incluso Click, a pesar de sus precios que son también aberrantes porque entre más aerolíneas tengamos, aerolíneas sólidas financieramente, aerolíneas con buenos equipos, garantizando la seguridad de los aviones, pero preocupándose por el usuario será la única manera en que logremos que el mercado de las aerolíneas en Colombia sea más decente y benevolente con el usuario.

Por: Andrés Gaviria – @AndresGaviriaC

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