Olvidadizos

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Por: Miguel Gómez Martinez

 

La semana pasada se celebró (la verdad no sé por qué se celebra algo que es deprimente) el día de la lucha contra la corrupción. Con discreción muy inusual, el gobierno hizo algunos anuncios para maquillar su falta absoluta de compromiso en la lucha contra el peor flagelo de esta sociedad.

Se publicaron las declaraciones de renta de los miembros del gabinete. Algunos de ellos quedaron autorizados para poner alcancías de limosna en la Iglesia de La Porciúncula de los padres franciscanos pues su pobreza es sólo similar a la del Santo de Asis. Si yo fuera director de la Dian, iniciaría la lucha contra la evasión con algunos de estos ministros que no tienen el menor reparo de mentir en sus declaraciones tributarias de forma muy descarada.

Los pueblos pobres adolecen de mala memoria. Las modestas manifestaciones del gobierno contra la corrupción quedan silenciadas en el océano de mermelada repartida, a diestra y siniestra ( ¿o será de forma siniestra? ) por este gobierno impopular para comprar consciencias, silencios y recibir aplausos inmerecidos.

Reficar, Isagen, Ecopetrol, Juegos Nacionales, programas de alimentación escolar, Saludcoop, Interbolsa, ICBF, cartillas de género, alumnos fantasmas, concesiones viales, presupuestos de las fuerzas armadas, son sólo algunos de los mega-escándalos que la prensa gobiernista no alcanza a tapar. Durante algunos días son noticia. Pero rápidamente Palacio da orden de archivo y pasan al olvido. Los recursos comprometidos ascienden a miles de millones de dólares pues estamos compitiendo con México en la medalla de oro corrupta. ¡Nunca deberíamos olvidar, aunque ya lo hicimos, que Reficar costó más que la ampliación del Canal de Panamá!

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Y están los robos menores  en la Fiscalía General de la Nación con contratos “modelo Springer” con el que se compraron apoyos, se neutralizaron enemigos y se montaron tramoyas políticas. Este gobierno, experto en maquillajes, nombra comisiones de investigación (¿qué pasó con los escándalos de la Policia?) para sepultar en el pasado los hechos y fechorías que se hacen con los recursos públicos. Y los colombianos, en su pasividad proverbial, siguen observando el surgimiento de colosales fortunas hechas con los impuestos de los demás.

Haríamos bien en recordar que lo que llevó a Venezuela al chavismo- madurismo no fue la genialidad y grandeza del coronel paracaidista como no lo quieren vender desde la izquierda. Fue el hastío de los venezolanos con el robo persistente, descarado y escandaloso del dinero estatal por la élite corrupta enquistada en el régimen.  

Miguel Gómez Martínez

Asesor económico y empresarial

migomahu@hotmail.com

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