¿Para qué estudiar si no hay trabajo?

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Esa es una pregunta que, seguramente, pasa por la cabeza de algunos jóvenes que están sin esperanzas porque, a pesar de que lograron estudiar una carrera profesional, llevan un largo tiempo esperando a que una puerta laboral se abra para poder ejercer esa profesión que soñaron estudiar en su época de colegio.


Por: Gloria Díaz

“Me siento frustrada, agotada, agobiada, hay días muy difíciles en los que no veo salida”, es el sentir de Laura Celis, una joven que se graduó como trabajadora social en el 2019 y con la que tuve la oportunidad de dialogar esta semana. Desde el día en que recibió su título, hasta la fecha, no ha logrado ubicarse laboralmente, aun así, señaló que no se arrepiente de haber estudiado la carrera que eligió y que sí vale la pena estudiar lo más que se pueda.  Un relato que puede ser el de miles de jóvenes en el país.

¿Cuál es el panorama actual del desempleo juvenil en Bogotá? De acuerdo con el Departamento Administrativo Nacional de Estadísticas (DANE), en el primer trimestre de 2021, 1,5 millones de colombianos entre los 14 y 28 años estaban desocupados. De ese total, 409.591 vivían en la capital y hay un reporte adicional: la ciudad registró un gran aumento en comparación a los tres primeros meses de 2020, cuando el número de personas era de 255.739. Cifras realmente preocupantes. Al hablar de género pasa lo mismo de siempre: las mujeres se llevan el mayor golpe con 31,3% versus los hombres con 18,5%. 

Hay cosas que no cambian tan fácil, ¿verdad?

Aunque parece ser que la pandemia generada por el COVID-19 agravó la situación, la falta de empleo para este grupo de la población viene siendo motivo de alarma desde hace un par de años. En 2019, la Organización Internacional del Trabajo (OIT), dio a conocer el informe sobre desempleo juvenil en el mundo, siendo Latinoamérica la que presentó la cifra más alta de los últimos 20 años con un reporte de 19,8%. Además, resaltó que los jóvenes entre 15 y 24 años tenían una situación aún más crítica porque a la falta de empleo se suma que, los que contaban con un trabajo, tenían condiciones precarias y bajos salarios. 

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¿Por qué los jóvenes, que cuentan con plena lucidez e ideas frescas, no logran ubicarse tan fácil en el mercado laboral? 

Para Roberto Sánchez, profesor de la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad Nacional, esta situación tiene que ver con su falta de experiencia, la no correspondencia entre lo que busca el sector productivo con las carreras ofrecidas por el sector educativo y lo que estudian los jóvenes, también porque hay una creencia popular que indica que el ser joven es sinónimo de menos responsabilidad y más capacidad de aguante; pero vaya uno a saber cuál es la historia que hay detrás de cada recién egresado, por ejemplo, puede ser alguien que a muy temprana edad tuvo un hijo o el adolescente que le tocó convertirse en  jefe del hogar por la ausencia de su padre/madre. Lo que sí es cierto es que, independiente de la edad, todos necesitamos trabajar.

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¿Qué salidas hay para enfrentar esta problemática? 

Durante esta semana el Gobierno Nacional anunció la creación de un programa de generación de empleo juvenil que consiste en brindar un plan de apoyo que subsidiará el 25% para cubrir los costos correspondientes a la seguridad social de los jóvenes con el fin de que las empresas tengan un incentivo para incluirlos en la nómina y aunque, por ahora, son 500 mil cupos es una salida que puede contribuir a esta situación. 

Para cerrar, más allá de opinar sobre este fenómeno que afecta fuertemente al país, quiero contarles el punto de vista de Laura. Cuando conversamos, ella finalizó señalando que, en primer lugar, es necesario generar empleos que no requieran experiencia y que las empresas hagan valer realmente las prácticas profesionales, pues son tomadas como una materia más de la carrera y no como una preparación para el mercado laboral. Segundo, urge que las universidades formen a sus alumnos para que tengan buenas bases a la hora de enfrentarse a una entrevista de trabajo y de hacer una hoja de vida; y tercero, que la meritocracia debe ser la vía para poder acceder a las vacantes de empleo disponible.

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A esto, yo personalmente agregaría la urgencia de que las universidades y el sistema educativo en general, entendiera cuáles son las necesidades del mercado laboral, de las empresas que generan los empleos, y que, desde el colegio, se orientara a los estudiantes, para que, desde sus habilidades, competencias y afinidades académicas, eligieran carreras que tengan proyección y aportaran tanto a su desarrollo personal, como al de la economía.

Los jóvenes claman por oportunidades. Los años de experiencia no pueden seguir siendo la excusa para no vincularnos, hay que confiar en sus destrezas, capacidades y creer que la educación recibida en sus instituciones es una ventaja para fortalecer el sector empresarial. El crecimiento económico del país debe ir acompañado de estrategias que impulsen el empleo para esta población, también la posibilidad de programas que fomenten el emprendimiento. 

A pesar de sonar un poco a frase de cajón, yo estoy segura de que los jóvenes son el presente que ayudará a construir el futuro de nuestro país, y es por esto por lo que debemos atender sus necesidades hoy, no seguir esperando y ampliando las brechas que día a día los afectan más.

Referencias:

http://ieu.unal.edu.co/medios/noticias-del-ieu/item/preocupacion-por-aumento-del-desempleo-juvenil-en-latinoamerica

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