¿Petro ve en Vargas Lleras a su rival a vencer en 2026?

El presidente Gustavo Petro ha intensificado la referencia contra Germán Vargas Lleras en los últimos tres meses, lo que ha captado la atención de los observadores políticos.

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Desde hace aproximadamente tres meses, esto ha sido una constante, lo cual llama la atención y merece ser analizado en su contexto. En este editorial, vamos a analizar cómo el presidente Petro, durante su vida política, previo a ser presidente y cuando era congresista, ha tenido distintos antagonistas, a quienes él escoge en algún momento. Siempre sin respuesta, Petro ha lanzado ataques sistemáticos, cuestionamientos, críticas y alusiones a Luis Carlos Sarmiento. No solo lo hacía en actos públicos, sino también a través de redes sociales y desde su bancada.

Hoy, quien lo creyera, ese otrora enemigo se ha convertido en un importante aliado para el gobierno, especialmente para llevar a cabo ciertos programas sociales, como en La Guajira. Afortunadamente para el país y la salud democrática, el presidente Petro dejó de atacar a Luis Carlos Sarmiento. Luego, su mayor antagonista ha sido Álvaro Uribe Vélez. Se fumaron, presuntamente, la pipa de la paz antes de que Petro asumiera la presidencia, y hubo un silencio cordial, si se quiere, tratando de preservar un pacto de no agresión y dejarlo todo en el terreno de las ideas. Sin embargo, esa tregua se rompió en los últimos tres meses, y los ataques entre ambos han resurgido.

Entre las múltiples peleas que el presidente Petro enfrenta a diario a través de sus discursos, redes e intervenciones, una de las más llamativas es la de Germán Vargas Lleras. Germán Vargas Lleras también tuvo una reunión previa con Petro antes de que él fuera presidente, tratando de acercarse a todos los sectores políticos del país que, con mucha probabilidad, quedarían en la oposición. Sin embargo, ese encuentro no duró mucho. Fue amable y cordial, pero siempre marcado por profundas diferencias que caracterizan a ambos y que mostraban que sería difícil no tener una gran distancia entre sus opiniones y percepciones. Pero una cosa es lo ideológico y otra es lo político-electoral.

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Germán Vargas Lleras ha venido ganando figuración en el terreno político colombiano. No sé quién lo tuviera antes, pero, como en todo, la gente tiene picos y valles. En determinado momento, la historia retoma a ciertos personajes, y él ha sido uno de ellos. Una parte de la opinión pública ha visto a Germán Vargas Lleras, en estos últimos cuatro años, como un verdadero líder de la oposición. No solo porque tuvo que imponer orden en la bancada de Cambio Radical, que en algunos momentos tuvo ciertos «affairs» con el gobierno de Petro, sino porque ha sido desde el primer momento el más crítico, pero con argumentos sólidos, con fundamentos y con teorías. Ha usado sus columnas dominicales y recorridos por el país para exponer lo que, para él, no es conveniente del gobierno de Gustavo Petro. Y a diferencia de muchos opositores, Vargas Lleras ha basado su estrategia de oposición no en alusiones personales, no en retórica vacía ni banalidades, como ha caído la mayoría de la oposición, lo que ha dificultado su reconocimiento, respeto e influencia.

Por todo esto, Vargas Lleras, cada vez más cercano al 2026, ha vuelto a ubicarse en el «top of mind» de las personas. La gente empieza a reconocer su figura y a pensar en él como un líder de oposición. En virtud de esto, en algunas encuestas, Vargas ha venido recuperando los números. Y aunque se pueda cuestionar la calidad de ciertas encuestas, es evidente que ha tenido un crecimiento. Quitarle el carácter político a un político es imposible, aunque en algún momento un candidato de centro lo hubiese querido. Petro no dejará de ser político y, de hecho, ya está pensando en las elecciones de 2026. El Palacio de Nariño, el gobierno, realiza sus mediciones, y es claro que Vargas está teniendo figuraciones que para muchos son impresionantes.

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Por lo tanto, la pregunta que nos hacemos hoy es si para el gobierno, Germán Vargas Lleras se perfila como el candidato a enfrentar y vencer en las elecciones de 2026. Esto explicaría los fuertes ataques del presidente Petro, casi a diario y con creciente intensidad, hacia el vicepresidente Germán Vargas Lleras, a quien ha acusado recientemente de orquestar y dirigir la caída de la reforma tributaria en el Congreso, de haber hundido la reforma a la salud, de ser el mayor promotor contra la reforma pensional, y de otros hechos relacionados con su actividad jurídica. Estas acusaciones han llevado a la familia Vargas a emprender acciones legales contra el presidente Petro.

Seguramente habrá muchas más escenas entre Vargas y Petro por desarrollarse, pero lo cierto es que el presidente también dejó de mencionar a Vicky Ávila, quien fue antagonista de Petro durante un año y medio. Desde que Vicky Ávila se convirtió en candidata presidencial, Petro ha dejado de referirse a ella, probablemente porque sus números en las encuestas no eran favorables. Entonces, parece que Petro, al menos hoy, ve a Germán Vargas Lleras como su rival a vencer en las elecciones de 2026.

Sería importante que el presidente Petro, si bien no puede perder su espíritu político, dedicara menos tiempo y esfuerzo a las confrontaciones políticas. Con solo un año de gobierno restante, el país necesita que se enfoque en gobernar y cierre su gestión sin generar peleas innecesarias que no traen nada positivo.

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