La política energética de Trump, que pone énfasis en la independencia energética y la desregulación, ha sido parte de sus promesas para reducir el costo de vida de los estadounidenses. Con su reelección como presidente de Estados Unidos en 2024, el mercado petrolero ha vuelto a ser un tema clave en los debates económicos y geopolíticos globales. Sin embargo, al llegar 2025, el impacto de sus decisiones parece ser más complicado de lo que se había anticipado.
En un contexto marcado por fluctuaciones en los precios y tensiones geopolíticas, la estrategia de Trump enfrenta serios desafíos para lograr la estabilización de los costos, tanto dentro como fuera de Estados Unidos.
El Comportamiento del Precio del Petróleo en 2025
En el primer trimestre de 2025, el precio del petróleo ha mostrado fluctuaciones significativas, con un comportamiento que sigue estando marcado por factores tanto internos como externos.
Según datos de la Agencia de Información Energética de EE. UU. (EIA), el barril de Brent cotiza en promedio a $73.20, mientras que el WTI (West Texas Intermediate) se mantiene en $69.50. Aunque las políticas energéticas de la administración Trump han buscado aumentar la producción doméstica, los esfuerzos por reducir los precios del crudo y la gasolina se ven limitados por la dinámica de la oferta y la demanda global, en particular las decisiones de la OPEP y las situaciones geopolíticas internacionales.
En 2023, el Brent promedió $84.50 por barril, mientras que el WTI alcanzó los $79.20. En 2024, los precios bajaron a $78.10 y $74.60, respectivamente. Para el primer trimestre de 2025, el Brent se sitúa en $73.20 y el WTI en $69.50. Mientras tanto, el precio de la gasolina regular en EE. UU. ha pasado de $3.15 por galón en 2023 a $3.05 en 2024 y $3.09 en los primeros meses de 2025.
Política energética de Trump
El enfoque de Trump hacia el sector energético está orientado a reducir la dependencia de los suministros extranjeros y a fomentar la producción doméstica. Entre las principales medidas adoptadas por su administración destacan:
- Reactivación del oleoducto Keystone XL: Tras años de controversia, Trump firmó una orden ejecutiva para reactivar y expandir el proyecto Keystone XL, una infraestructura destinada a transportar crudo canadiense a las refinerías de Texas. El proyecto promete reducir los costos logísticos asociados al transporte de crudo, pero ha enfrentado una fuerte oposición de grupos ambientalistas y comunidades locales que advierten sobre sus potenciales impactos ecológicos.
- Desregulación del sector energético: La administración ha eliminado una serie de restricciones impuestas por gobiernos anteriores, permitiendo la perforación y exploración en zonas previamente protegidas. Esto incluye la expansión de las operaciones en el Golfo de México y en las reservas de Alaska, áreas de alta potencialidad petrolera, pero también de riesgos ambientales y sociales.
- Incentivos fiscales para productores nacionales: Empresas petroleras como ExxonMobil y Chevron han recibido incentivos fiscales diseñados para modernizar infraestructuras y aumentar la producción. Estas medidas apuntan a maximizar la eficiencia operativa y aumentar la competitividad del sector energético estadounidense.
Aunque las políticas de Trump apuntan a reducir los costos de producción del crudo y, por ende, el precio de la gasolina, los resultados no han sido inmediatos. A principios de 2025, el precio promedio nacional de la gasolina regular se ubicó en $3.09 por galón, lo que representa un aumento del 2.7% en comparación con el año anterior. Esto sugiere que las políticas energéticas de Trump aún no han logrado un impacto significativo en los precios de los combustibles a nivel nacional.
La Relación con la OPEP y Arabia Saudita
Uno de los aspectos más complejos de la política energética de Trump es su relación con la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), liderada por Arabia Saudita. A pesar de las políticas internas orientadas a aumentar la producción nacional, la OPEP sigue siendo un actor clave en la fijación de los precios del petróleo. Las decisiones de la OPEP de mantener niveles de producción ajustados, particularmente en momentos de alta demanda, continúan generando tensiones con la administración Trump, que busca influir sobre los precios internacionales mediante la producción doméstica y el aumento de la oferta.
Si bien los precios bajos del petróleo pueden beneficiar a los consumidores, también representan un reto significativo para las empresas petroleras. Firmas como ExxonMobil han advertido que los márgenes más estrechos podrían llevar a una reducción en las inversiones de capital, lo que afectaría a proyectos futuros de exploración y desarrollo. Las fluctuaciones de los precios internacionales siguen siendo un factor determinante para la sostenibilidad a largo plazo de las grandes empresas del sector.
El Contexto Internacional y la geopolítica
El papel de Estados Unidos en el mercado energético global sigue siendo crucial, pero las políticas proteccionistas de Trump también han generado fricciones con aliados europeos y asiáticos, quienes dependen en gran medida del crudo saudí y de otros proveedores internacionales. Esta dinámica ha llevado a un aumento de las tensiones diplomáticas y comerciales, afectando las relaciones bilaterales y la estabilidad en los mercados internacionales de energía.
De acuerdo con proyecciones de Goldman Sachs, se espera que el precio del petróleo se estabilice en torno a los $65-$70 por barril en la segunda mitad de 2025, en función de las dinámicas de oferta y demanda global, así como de los posibles ajustes de la OPEP. Sin embargo, factores como las tensiones geopolíticas, las políticas internas de EE. UU. y las fluctuaciones en la demanda de energía podrían seguir influenciando los precios de manera significativa.
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